El rave más grande del país recibió en sus escenarios a más de 20 mil personas que vibraron bajo un mismo BPS y bailaron junto al ritmo de los mejores DJ’s de la escena local e internacional en los cuatro escenarios dispuestos para disfrutar de los sonidos electrónicos que ofreció este BAUM Festival.
A pesar de los inconvenientes ocasionados con el ingreso al recinto que estaba pensado darse sobre las 2:00 p.m. y que terminó dándose sobre las 7:00 p.m., los asistentes a esta nueva edición de este festival gozaron de principio a fin las presentaciones de los distintos Dj’s que en simultáneo se presentaron en cuatro escenarios: Heineken, BAUM, Páramo y Sensor.
Los distintos ritmos y la variedad de géneros hizo este evento algo mítico y especial, pues cada escenario transportaba a los espectadores a un lugar distinto, lo que lograba transmitir sensaciones y energías a las personas que estuvieran a nuestro alrededor. Sin embargo, para los gustos están los colores y por eso aquí va una pequeña reseña de lo encontrado en cada una de las distintas tarimas.
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Iniciaremos hablando de la escena local, la cuál estuvo a cargo de Sensor, un colectivo bogotano que presentó su cartel de lujo y que, combinando la calidad nacional con extranjera, permitió compartir una vivencia especial que sin lugar a dudas dejó muy bien parada a los colectivos distritales que día a día se abren un espacio cada vez más grande en los eventos de este tipo.
El escenario a seguir fue Heineken, un mítico lugar que sorprendió por su decoración y su increíble manera de hacer estallar los bajos. Los artistas internacionales que se pararon sobre su tarima no decepcionaron y por el contrario dejaron las expectativas demasiado altas para los dos siguientes stages que tendrían mucho por mostrarnos.
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Nuestro siguiente destino se acercaba al escenario de Páramo, donde los sonidos del house y los BPS parecían ser más lentos, pero seguían captando la atención del público que se reunía en masa y se subía a compartir junto a la tornamesa del DJ que parecía sentirse más acompañado, por lo que con ello subía la energía del público.
Por último, y para llevar todas las emociones al límite máximo ingresamos al escenario BAUM, donde las promesas de Philippe Siegenthaler, booker de Páramo, comenzaban a cumplirse desde el momento cero y es que no era para menos. La ubicación del escenario fue brutal, el show de luces fue único en su especie, el lineup elegido fue de aplaudir y los efectos especiales que se reflejaban en las cámaras de humo ofrecían un añadido a la música que se estaba tocando.
Los pasos de baile, la energía de las personas, el ambiente dentro del stage y la sinergia que se sentía, hacían que las sensaciones vibraran al máximo por cuenta de la experiencia que se vivía en el lugar.
Para añadir y rescatar de estas excelentes festividades musicales se encuentra el escenario de Jazz, en medio de tanto ajetreo de la pista de baile, es importante encontrar un lugar tranquilo donde se pueda descansar. Seguido a esto, la campaña realizada por 'Échele Cabeza' fue un éxito total y se demostraba en las interminables filas de los asistentes que querían realizar los test.
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Además, y para rescatar de manera trascendental, garantizaron el mínimo vital de agua para que todo aquel que quisiera beberla podría hacerlo de manera gratuita. La experiencia gastronómica también es de resaltar, pues la variedad complació a todo aquel que quisiera probar diferentes opciones de los menús que se hacían cabida en el lugar.
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Para finalizar y realizando una pequeña invitación, recomiendo a todo aquel que tenga la oportunidad de asistir a un evento de este tipo a que lo haga y viva una de las experiencias más inolvidables de su vida y si es con su grupo de amigos, la experiencia se eleva al doble. La música une mundos y en un género donde no importa ni el sexo, color de piel, estrato socioeconómico o lugar de origen las sensaciones pueden llegar a ser indescriptibles e irrepetibles.
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