Con los años se potencia la paciencia, sabiduría y prudencia, pero también algunos dolores físicos o del alma que silenciosamente repercuten y se deben afrontar con la mejor actitud, como la de Emelina Ortega, quien a sus 71 años decidió vivir plenamente esta etapa de su vida.
Emelina es una mujer alegre y amorosa, quien ha trabajado desde que tiene memoria. Por eso quiso tomarse un descanso y encontró en el Centro de Permanencia para el Adulto Mayor de Compensar en Fusagasugá, el refugio que estaba buscando.
"Venir al Centro de Permanencia fue decisión mía, como estaba en Compensar en cursos y en muchas actividades escuché que iban a abrir aquí en Fusagasugá un sitio para personas que nos valiéramos por nosotros mismos y todo, entonces yo dije: ese es el sitio que buscaba".
Emelina fue la primera huésped del Centro de Permanencia para el Adulto Mayor de Compensar, el cual abrió sus puertas en febrero del 2022, un lugar que disfruta desde hace más de 5 meses y que según cuenta, le ha cambiado la vida.
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A pesar de la alegría que la destaca y que la convierte en la anfitriona del lugar, es inevitable evadir los recuerdos: enviudó hace 5 años y lucha con la soledad, busca encontrar un remedio entre de la naturaleza que rodea su nuevo hogar.
"Estuve casada 49 años, mi esposo murió hace 5 años, quedé solita. Fue mi primer novio y mi último. Ahora que estoy acá, estoy más feliz y uno no recuerda tantas cosas, uno está en actividades, en estos árboles, en ese paraíso por todo lado, entonces uno recupera mucho ese duelo."
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Para esta mujer pujante que junto a sus hijos creó empresa, los días de su nueva vida se pasan volando entre las actividades propias del lugar, que comparte con otros residentes o con usuarios que eligieron la modalidad de pasadía.
Este centro de permanencia es exclusivo para personas mayores; tiene un modelo de atención diferencial centrado en la persona y cuenta con un equipo interdisciplinario de profesionales que los hacen sentir como en casa.
"Uno aquí puede salir, puede hacer sus compras, puede ir a almorzar a otra parte, puede salir a la hora que quiera, total es avisar que se va a salir y cuando uno llega, de resto esto es libre. Entonces está uno en una casa de la familia, nosotros aquí todos somos familia."
Los años no vienen solos y junto con ellos el deterioro natural de una vida dedicada al trabajo, que en el caso de Emelina se ha visto reflejado en por lo menos 12 cirugías, 2 de ellas, de columna; de allí los continuos dolores que afronta con paciencia.
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Emelina es muy amada por sus hijos y nietos a quienes ella visita frecuentemente y quienes también vienen a verla a este lugar, donde descubrió que la vida da tiempo para vivirla y disfrutarla de verdad.
"La salud es el motor de la vida digo yo porque si uno está en una cama, uno no puede hacer nada y esta una enferma, por ejemplo yo soy muy enferma, pero hago mucha actividad que pueda hacer": concluyó Emelina Ortega.
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