El arte para sanar: así transformó Johara la enfermedad en esperanza
A los 28 años, Johara Anzola Torres enfrentó un diagnóstico inesperado. Lejos de rendirse, convirtió el dolor en arte y la enfermedad en un símbolo de renacer.
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"Tuve un sueño en el que estaba con una amiga que también había pasado por este proceso. Mirábamos nuestros senos: eran transparentes, como de vidrio, y por dentro se veían muchas flores moradas. Esa imagen no se me borra", relata Johara Anzola, una joven de 28 años que encontró en ese sueño un símbolo de renacimiento y sanación.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer de mama es la enfermedad más común entre las mujeres. En Colombia se diagnostican cada año más de 9.000 nuevos casos, la mayoría en mujeres mayores de 50 años. Sin embargo, la enfermedad también afecta a jóvenes, como Johara, quien recibió su diagnóstico a una edad en la que el cáncer parecía una posibilidad lejana.
"Uno nunca cree que le va a pasar. Fue raro; todavía a veces me parece increíble", recuerda. Todo comenzó con un dolor en el brazo derecho y la aparición de una pequeña masa. Lo que siguió fueron meses de exámenes, tres cirugías y un proceso de tratamiento exigente que puso a prueba su cuerpo y su fortaleza emocional.
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A pesar de no tener antecedentes familiares ni factores de riesgo, Johara enfrentó la noticia con una madurez admirable. Actualmente ha completado 16 de las 18 quimioterapias programadas y continúa su tratamiento con una actitud positiva. "Todo es pasajero. Hay que tener paciencia y fuerza para seguir. El ejercicio, el sol y la buena alimentación ayudan mucho", afirma.
Su proceso ha estado acompañado de un entorno solidario. "He tenido la fortuna de encontrar doctores y personas muy empáticas. En Compensar, en la Clínica del Seno y en Acisfarma he recibido un apoyo inmenso", destaca. Pero el mayor soporte, asegura, ha sido su familia. "Mi mamá ha sido fundamental: siempre pendiente de mi alimentación, de mi descanso, de mi bienestar. Incluso mi gato ha estado ahí, acompañándome con su cariño".
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De esta experiencia también surgió una nueva faceta. Johara decidió transformar el dolor en creatividad y fundó su propia marca de accesorios, inspirada en su nombre, que en árabe significa joya. Su primera colección, Florecer, representa el proceso de renacimiento que ha vivido. "Es mi manera de mostrar que siempre se puede volver a empezar, de recordarle a otras mujeres que somos más fuertes de lo que imaginamos", señala.
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Hoy, Johara se reconoce con orgullo frente al espejo, incluso en los cambios físicos que ha traído el tratamiento. "Muchos piensan que me corté el cabello por moda. Ya me acostumbré a verme así, y me gusta. No me siento rara conmigo misma", comenta la docente de lengua castellana, quien ha encontrado en su profesión y su familia la motivación para seguir adelante.
"Siento que es como volver a nacer. Este 2026 será mi nuevo año, mi renacer", destaca. Aunque el cáncer llegó antes de los 30, ha decidido vivir cada día con esperanza, gratitud y amor propio. "No hay que ver la palabra cáncer con miedo. Es solo un capítulo más de la vida, uno que enseña a valorar el aquí y el ahora", concluye.