En esta importante instancia de la competencia, Nacho quiere tener un detalle especial con cada uno de los miembros de su equipo por lo que invita a Adriel a pasar una tarde en el Parque Jaime Duque.
Este entrenador no solo tiene la intención de conocer más partes de nuestro país, sino a su vez darle una lección tanto artística como de vida a este pequeño que quiere comerse el escenario cada vez que se para allí.
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La experiencia se trata de montar bicicleta de una manera distinta, pues lo hacen estando desde las alturas, algo que este pequeño nunca había hecho y que inicialmente le da un poco de temor.
En el aire, Nacho le enseña a este venezolano que debe irse tomando más confianza en sí mismo y no dejarse llevar por los miedos que pueda tener en las diferentes experiencias que atraviesa. Aunque Adriel siente un poco de temor por caer, poco a poco se anima a estar más seguro, ¡hasta suelta las manos!
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Este participante dice que cuando está en el escenario se deja ganar de la emoción y que es muy feliz, pero tiene la inseguridad de que le salgan melismas y cosas que no ha preparado para su presentación.
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Otro de los regalos que este entrenador le da al miembro de su equipo es algo lleno de ritmo y sabor con un grupo de tambores, con los que descubre el título de la canción que interpreta en el Diamante. Nacho sabe que tiene muchas exigencias, pero también es consciente de que él puede pasarlas libremente.
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Este pequeño confiesa que "lo mejor fue que Nacho me enseñó a controlar mis miedos, autocontrol y equilibrio", algo que los demás entrenadores exaltan, ya que aseguran que no se le nota el miedo en la tarima, asegurando que es muy profesional.
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