El papá de las reinas de la música carrilera es un campesino y arriero paisa que siempre trabajó en fincas ajenas recogiendo café. Escasamente aprendió a leer y a escribir, bebedor, mujeriego y muy irresponsable con la familia. Cada vez que le pagaban, olvidando las necesidades de la casa, arrancaba para la cantina más cercana a despilfarrar lo del jornal en mujeres, trago y juego.Don Samuel es el primer obstáculo que encuentran Las hermanitas Calle en su carrera. El señor no duda al decir que para las mujeres ser cantantes equivale a ser prostitutas y que esa no es la vida que él quiere para sus hijas. Pero tampoco hace nada por ofrecerles una vida diferente; al contrario: cuando Nelly y Fabiola son apenas unas niñas se larga de la casa con una mujer que trabaja en una cantina y se desentiende por completo de ellas, de su esposa y de la obligación. Eso sí: cuando se entera de la muerte del papá de doña Tulia y a sabiendas de que ella puede recibir una herencia considerable, don Samuel tiene la desfachatez de aparecerse ante la familia a pedir perdón y a rogar por una segunda oportunidad. Por ahí dicen que no hay peor bulto de sal al hombro que abandonar los hijos, y el papá de las Calle puede dar fe de eso. La justicia divina lo condena al fracaso eterno, y desde que se va de su casa no hace otra cosa que sufrir y observar desde la distancia el crecimiento artístico y económico de sus hijas menores.
La tercera en la línea de sucesión, después de Rosa y Joaquín. Es una mujer bonita, pero no sabe o no le interesa explotar su belleza. Auxilio se viste y se peina como si tuviera 20 años más y no le gusta maquillarse.Lo suyo es la vida sencilla, sin lujos ni ostentación. Lo que sí disfruta es meterse a la cocina con doña Tulia a preparar la comida para la familia.Auxilio es tímida, callada y extremadamente reservada. Tanto, que nadie sabe que canta tan bonito como sus hermanas menores, ni que cuando se encierra en su cuarto se dedica a escribir canciones y poemas que prefiere no mostrar por considerarlos de baja calidad.Cualquier día, por un accidente de la vida, Nelly y Fabiola descubren los cuadernos de Auxilio, y es como si se encontraran una guaca. No pueden creer que esta hermanita preocupada por mantener un bajo perfil sea toda una artista en la clandestinidad, una compositora con un potencial y una inspiración que merecen salir a la luz. Y por supuesto graban canciones de la autoría de Auxilio, quien también se destapa como cantante.
En sus fantasías animadas, el hermano mayor de las Calle se siente el paisa recursivo, negociante y echado para adelante, predestinado para conseguir mucho dinero porque en vez de signo zodiacal nació regido por el signo pesos.Eso cree él, pero la realidad es que se trata del típico hermano calavera, experto en producir dolores de cabeza y dulcecito para meterse en problemas de los que las hermanas cantantes siempre tendrán que sacarlo. Joaquín la embarra una y otra vez, y una y otra vez se defiende diciendo que si se mete en las que se mete no es por bruto sino por de malas.Joaquín es un transeúnte habitual de la cuerda floja. Cada día de su vida se levanta con la idea de hacer plata y para eso no tiene problema en bordear los límites de la legalidad.Hablamos de ese paisa andariego que se va muy joven de su casa en busca de la diosa fortuna. Pueden pasar hasta años sin que la familia reciba noticias suyas, y cuando algunos lo dan hasta por muerto, regresa de repente a la casa, algunas veces para traer problemas y otras para agravar los que ya existen.
La hija mayor de don Samuel y doña Tulia es temperamental, malgeniada, conflictiva y, al decir del resto de la familia, un tanto resentida. Rosa es de esas personas que, más que exponer ideas, quiere imponerlas. No le gustan los oficios domésticos, es ambiciosa, y tal vez por ser la mayor se cree también la más inteligente. Quiere mucho a sus hermanas menores, se siente orgullosa de su talento, pero considera que debe ser ella y no su mamá la manejadora de la carrera artística. Y por eso choca constantemente con Nelly y Fabiola, y con doña Tulia.Cuando el éxito de Las hermanitas Calle empieza a reportar dinero, Rosa es la primera en “marearse” y creerse el cuento del estrato seis. Entonces puja porque la familia viva en el mejor barrio y en la mejor casa, se vuelve clasista y quiere mirar a todo el mundo por encima del hombro.Claro que Rosa tampoco tiene problema en bajar de estatus para agarrarse de las mechas con quien diga en su cara que sus hermanas cantan música de bajo nivel. Odia sobremanera que al género lo llamen “música guasca” y comparte con Nelly y Fabiola el propósito de llevar la carrilera al sitial que se merece dentro de la sociedad.
Hermano de doña Tulia, buen tipo, divertido, solterón, convencido del talento de sus dos sobrinas y más convencido aún de que ese ADN artístico se lo heredaron a él. Por eso no deja pasar oportunidad para decir que las Calle son sus hijas artísticas y ya por eso se siente con derecho a vivir a expensas de ellas.Lizardo se siente y se proclama un artista polifacético e integral como pocos. Desde joven ha intentado ser locutor, declamador, fononímico, culebrero, trovador, imitador, cantante, compositor, cuentachistes, y cada uno intento le depara un fracaso más estruendoso que el anterior porque su talento sencillamente no existe.Es el auténtico bueno-para-nada que siempre está a la expectativa de un despegue artístico y, según sus propias palabras, el andar cargando instrumentos y equipos de Las hermanitas Calle es sólo un “escampadero” mientras lanza su carrera. El “escampadero”, por supuesto, le dura treinta años.Nelly y Fabiola lo quieren mucho, lo asumen como el niño grande de la familia al que tampoco quieren cortarle el cordón umbilical. A ellas no les importa sostenerlo económicamente y a veces, cuando están de buen humor, hasta lo dejan “actuar” y tocar la raspa en algunos de sus shows.
Con la firmeza de un roble y cumpliendo la promesa que le hiciera a su mamá en su lecho de muerta, doña Tulia apoya la carrera musical de sus hijas desde el instante en que deciden ser cantantes y se convierte en su primera y más fiel admiradora; y lo hace aun en contra de la opinión de su esposo, quien dice que si sus dos hijas menores se dedican a cantar, es igual a que se vuelvan prostitutas.La matrona de la familia es una especie de Sancho Panza criolla que para cada situación tiene un dicho inventado por ella. Es hacendosa, sabe de modistería (oficio con el que se ayuda cuando la abandona el marido y que combina con la venta de tamales y empanadas), es una excelente cocinera y aun cuando la familia consigue empleada doméstica, ella insiste en preparar la comida para sus hijos.Por ratos doña Tulia es parca y hasta amargada; todo comprensible teniendo en cuenta su vida difícil, marcada por el abandono, primero de su padre y luego de su esposo.El papá de doña Tulia queda viudo siendo muy joven, se casa con otra mujer que se niega a aceptarlo con niños, y entonces él entrega sus tres hijos a quienes hacen la caridad de recibirlos. Doña Tulia, la mayor de los tres hermanitos, tenía apenas cinco años. Desde entonces se crió con una tía muy pobre, y apenas si puede subsistir con la miserable ayuda que muy de vez en cuando le da su papá. El señor es un liberal a ultranza y se desentiende definitivamente de su hija cuando esta decide casarse con Samuel, un conservador que años más tarde la cambia por una copera de un bar y se larga dejándola con varios hijos. (Este último abandono influye mucho en sus hijas, especialmente en Fabiola, que casi se queda para vestir santos por miedo a que le pase lo mismo que a la mamá).Al decir de Nelly y Fabiola, su mamá es la persona más importante en la carrera musical de las Calle, junto con la abuela que les enseñó las primeras canciones. Dicen también que es más templada que la guitarra de Gardel, que fue lo único que salió intacto de aquel fatal accidente aéreo en la Medellín de 1935. Pero doña Tulia también es querendona de su familia, sobreprotectora. Jamás consigue hombre distinto a su esposo y, a pesar de todas las “marranadas” de don Samuel, jamás habla mal de él, e incluso en el esplendor de Las hermanitas Calle –que coincide con un periodo de enfermedad y pobreza del señor- le parece bien que sus hijas le den la mano.
La menor y primera voz de Las hermanitas Calle es un centro de atracción ambulante y un viento huracanado en el escenario; y no sólo por su belleza -que la tiene y mucho-: sobre todo por su talento y su sentido del humor.Hablamos de una mujer expresiva y querendona, "entrona" y avispada, que sabe ganarse el aprecio de los demás y que en su hablar cotidiano remacha con gracia y energía todas las palabras de grueso calibre, porque hijueputazos y malparidazos le sirven por igual a la hora de expresar rabia, alegría, emoción y cariño.Si de Nelly Calle dependiera, todos los días armaría fiestas. Con la plata es "volador hecho, volador quemado". La mitad se le va regalándole a todo el que le pide y el resto lo invierte en su vanidad y en sus gustos, que no son pocos ni son baratos. Nelly, instalada en su trono de reina de la guascarrilera, gasta millonadas en joyas, bolsos y zapatos que son, después de la música, sus grandes pasiones. El manejo que Nelly le da a la plata es motivo de constante enfrentamiento con Fabiola, que intenta hasta donde puede ser su freno de mano y su polo a tierra. Fabiola le pide que piense en el futuro y deje de estar regalando plata: “porque una cosa es ser generosa y caritativa, y otra muy distinta pasar por boba y por alcahueta”. Pero con Nelly no hay caso: ella gasta y derrocha mientras su hermana ahorra e invierte. Nelly es una artista nata, con todo el oído musical y una voz privilegiada. Nunca recibió una clase de canto o afinación y perfectamente pudo haber brillado también como solista. Nació aprendida y se tiene tanta confianza que ni siquiera va a los ensayos. Nelly llega después de que Fabiola monta las canciones con los músicos, repasa una sola vez, y en los shows le salen mejor que si las hubiera ensayado.Le gusta el aguardiente. Lo toma para "calentarse" antes de un show, cuando está alegre y también cuando quiere echarle combustible a sus despechos. Tiene épocas en que quiere vivir pegada a la botella, pero nunca llega al punto de irse contra las paredes o “enlagunarse”. Y quienes se sientan a seguirle el ritmo en la beba no entienden cómo Nelly Calle aguanta tanto trago sin emborracharse. La misma Fabiola, en las pocas ocasiones en que se anima a tomarse sus guaros, después del tercero ya está dando lora y hablando mal de los hombres.Haciendo el show de medianoche en el estadero “Los recuerdos”, Nelly conoce gente que dejará huella en su vida, como la mentalista que le echa las cartas y le anuncia la llegada del amor y del despecho, el nacimiento de su hija y hasta la enfermedad que se la llevará de este mundo. Nelly tiene tan en cuenta lo que pueda decirle esta señora, que incluso le consulta si el dueto debe o no grabar “La cuchilla”, una canción con una letra violenta y muy controversial para la época.Una noche de show en “Los recuerdos”, con el candidato presidencial Belisario Betancur en primera fila y ansioso de escucharlas, se revienta un regulador de voltaje. El susto y la falta de corriente interrumpen la presentación. Apresurados, los empleados del estadero corren a resolver el problema, pero no pueden dar con él. De repente, de entre el público, sale un hombre bien parecido y se ofrece a sacarlos de la dificultad. Mientras maniobra con los cables, Nelly le pregunta sobre las causas del problema y el improvisado electricista responde que fue un corto circuito y, coqueto, le advierte que si sigue mirándolo de esa manera, a él le pasará lo mismo que al regulador de voltaje. Nelly sonríe. Logran reanudar la presentación, y durante toda la noche Nelly y el tipo intercambian miradas.Este hombre se llama Julián. Nelly tiene 24 años cuando lo conoce y durante los próximos 28 sostendrán una conflictiva y tormentosa relación, muchas veces interrumpida y siempre amenazada por los celos obsesivos de parte de él.Enamorada, desoyendo consejos y advertencias de doña Tulia y de Fabiola que le piden que se case por la iglesia, Nelly se va a vivir con Julián, y con él tiene a Catalina, su única hija biológica (tiene también una hija adoptiva). Pero la menor de las Calle sigue siendo tan dependiente afectivamente de su mamá y de su hermana, que apenas queda embarazada regresa a vivir con ellas con “marido” y todo, y en la casa materna se queda hasta que Catalina cumple los tres años.
La mayor de las dos. Es el lado "políticamente correcto" de la combinación. Muy rezandera, le encarga todo lo importante a Dios y a sus santos, asiste a todas las misas que puede, se echa una bendición por cada palabrota que lanza Nelly y esta le repite que no debió ser cantante sino monja. Fabiola es la conciencia social y moral del dúo y por eso, cuando les proponen grabar una canción llamada "La cuchilla", se escandaliza con la letra y se niega rotundamente a grabarla.Aunque discreta y prudente, la segunda voz de las Calle es la voz cantante cuando se trata de llamar a la cordura, hacer cuentas y llevar la economía familiar. Y su manera de tasar el dinero le vale una merecida fama de "amarrada". Fabiola también es la mandona y la que echa cantaleta cuando algún sobrino quiere descarriarse. Es muy apegada a su mamá y jura que va a vivir con ella hasta que la muerte las separe, "porque ningún hombre es más importante que mi mamá".En el escenario, Nelly es la que presenta las canciones y se roba el show pero Fabiola también tiene su hinchada; ella se mueve mejor que su hermana y es más buscada por los hombres para bailar en los intermedios. Bailar es una pasión a la que nunca pudo obedecer, pero lo hace tan bien que de haberse dedicado, seguramente habría sido bailarina profesional.De niña aprendió a coser y, aunque le da pereza hacerlo, los primeros uniformes de Las hermanitas Calle fueron diseño y costura suyos.En sus años mozos le llueven los pretendientes, tiene algunos novios pero uno tras otro los despacha en la medida que se ponen serios y le sueltan propuestas matrimoniales, porque para Fabiola son más serios su compromiso con la música y la decisión de permanecer al lado de su madre.Pero su resistencia se vence cuando aparece Lorenzo, un guitarrista que entra a ser director musical del dueto más popular de Colombia. Fabiola, al igual que Nelly y la desconfiada doña Tulia, sucumben a las buenas maneras y a la caballerosidad de este encantador de serpientes que las convence a todas con lenguaje zalamero, invitaciones a comer y serenatas en las que él mismo toca y canta. Fabiola se casa con él a los 31 años, y no pasará mucho tiempo para que descubra la clase de “joyita” que se consiguió.Fabiola es un ejemplo fehaciente de que quien mucho escoge con lo peor se queda. Lorenzo no aporta un solo peso para la casa, y aun así es tan caradura que le roba dinero, la obliga a pagarle deudas de juego y de vicio, y al interior del grupo siembra malestar cuando se apoya en su condición de esposo de una de las dueñas para querer hacer lo que se le dé la gana. Lo que obviamente le trae serios problemas con Nelly.
Nelly y Fabiola nacen en Bolívar, Antioquia, pero se crían en Caicedonia y se dan a conocer cuando viven en Medellín.Estas dos representantes del esfuerzo y de la lucha a partir del trabajo humilde, son el complemento perfecto de un dueto musical, pero también el enfrentamiento constante de dos polos opuestos. Porque así como en el escenario su primera y segunda voces se acoplan sin que ellas necesiten mirarse, fuera de él no pueden ser más distintas y contradictorias.Nelly y Fabiola, respectivamente, son la noche y el día, la fiesta y el reposo, el derroche y la austeridad, la rebeldía y la sensatez, el bullicio versus la compostura y hasta lo mundano que choca contra lo sagrado, porque mientras la primera acude a una mentalista que le lee las cartas del tarot, la segunda prefiere encomendarse a una camándula y rezar tres rosarios al día.Cualquier cosa puede ser motivo de discusión entre ellas: desde decidir color, diseño y precio de los uniformes para sus shows, pasando por la elección de los temas para el próximo disco, hasta la escogencia de la nueva casa donde vivirá la familia y los aguardientes de más que siempre se quiere tomar Nelly.Pelean por todo, pero las rabias les duran pocos minutos porque también son compinches y confidentes, se tienen un amor a prueba de balas, duermen juntas desde que nacieron, y a la hora de cuidarse mutuamente son un puño cerrado como expresión de solidaridad.Si algo tienen claro las protagonistas de esta historia es que no saben, no pueden, no quieren vivir la una sin la otra.Llegadas a la madurez, comparten a plenitud su desengaño por los hombres -que a su mamá y a ellas mismas no las han tratado bien- y la desconfianza por los empresarios artísticos que siempre les quieren dar en la cabeza; por eso, para aceptar cualquier contrato, les tienen que pagar la mitad por adelantado y la otra mitad antes de subirse al escenario.Las hermanitas Calle hacen giras por todo el país y por EE.UU., y son show de medianoche en “Los recuerdos”, el restaurante-estadero más acreditado de Medellín y el sitio donde conocerán personajes que se declaran sus fervientes admiradores y que serán fundamentales en sus vidas y sus carreras: personajes que van desde Belisario Betancur, pasando por el arzobispo de Medellín, hasta Pablo Escobar Gaviria.