Mabel invita a Felicito a su casa para hablar del bautizo de la pequeña, pero aprovecha la oportunidad para hablar de su pasado y lo mucho que sintieron cuando estuvieron enamorados, recordando que su hija es fruto de ese amor.
Sin embargo, Felicito no se deja engañar y le dice que la única mujer que le hace falta en su vida es Gertrudis.