Muchos pueden asumir que la historia del comediante y actor Alejandro Riaño siempre giró en torno a los lujos y las grandes oportunidades, algo de lo cual se equivocan, pues el bogotano no nació en "cuna de oro" como muchos creen.
Contado por él mismo, el hombre careció de oportunidades y hasta llegó a sentir pena por sus condiciones y la poca comodidad con la que creció.
"No siempre estuve bien. En mi familia los únicos hijos de padres separados éramos nosotros. Mi padre, un escultor, vivía en el centro de Bogotá mientras yo vivía con mi mamá, diseñadora textil, en el norte de la ciudad (…)", inicia recordando Riaño.
Ese tema de la separación hizo que Alejandro tuviera que crecer cambiándose de casa, pues un tiempo lo hacía con su padre y otro con su mamá. Sin embargo, había algo de lo cual él no se sentía muy orgulloso.
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"Me quedaba con él los fines de semana, pero evitaba decirlo porque en mi colegio, estrato 6, no estaba bien decir que mi papá vivía en el centro", confiesa el actor al referirse a su figura paterna.
Comenta que un día se llenó de valor y le contó a su papá lo que pasaba, quien le respondió que nunca estuvo de acuerdo por miedo a que eso llegase a pasar.
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Conoce más sobre esta historia y cómo esa infancia influyó en Alejandro para crear el personaje de Juanpis González, en la Revista Vea.
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