Juana del Río es recordada por sus seres queridos como una mujer intensa, crítica y auténtica, incapaz de "tragar entero". Siempre ha sido de esas personas que cuestionan, que no aceptan verdades sin antes pasarlas por el filtro de su criterio. Esa fuerza interior, alimentada por sus pasiones, la ha mantenido viva y vibrante, y ha cimentado su reputación como una gran actriz, capaz de llevar al escenario y a la pantalla una profundidad emocional que pocos logran.
Desde sus años de colegio dejó una huella por tener una relación controversial con un profesor, que marcó ese periodo de su vida. A lo largo del tiempo, Juana ha enfrentado momentos oscuros: sufre de alucinaciones y ha visto su vida en peligro en más de una ocasión.