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Frey Eduardo Quintero nació en Jenesano, un pueblo ubicado en Boyacá, para alegrar a toda su familia. Vivió una niñez maravillosa junto a su familia, sus padres siempre desearon con todas sus fuerzas un niño y la vida los premió con su llegada. A pesar de que desde niño sufrió asma, Boyacoman era muy travieso, lo que le dejó varias marcas en su cuerpo, pues sufrió diferentes accidentes y divertidas anécdotas.
A los seis años se convirtió en acolito y años después fue sacristán. Quería convertirse en sacerdote para no ir a prestar servicio militar. El humorista ya tenía todo listo para entrar al seminario, pero se enamoró y hasta ahí le llegaron las ganas de entregarle su vida a la religión.
Su familia tuvo que soportar una crisis económica muy fuerte, pues perdieron todo lo que tenían después de que su padre tomara una mala decisión a la hora de hacer negocios. Toda la familia tendría que empezar de cero.
Tras el descalabro económico de la familia, su padre decidió irse de la casa, lo que ocasionó mucha rabia en el humorista, pero años más tarde entendió que esa fue la mejor decisión que su papá pudo haber tomado.
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A sus 20 años y para evitar que los problemas de su padre lo afectaran a él, el humorista tuvo que viajar a Bogotá para buscar nuevos rumbos, pero las cosas no salieron como esperaba. La desesperación era tal que hasta intentó suicidarse, pero una señal de la vida le hizo entender que debía ser valiente y seguir luchando.
Boyacoman abandonó la ciudad y montó un local de videojuegos en un pueblo. Todo iba bien, pero de un momento a otro su negocio se vino al suelo, pues estuvo involucrado en una pelea y tuvo que irse de donde vivía antes de que atentaran contra su vida. El humorista estaba de vuelta en Tunja sin nada.
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Pero de un momento a otro la vida le cambió mientras veía Sábados Felices. Su hermana le dio la idea de ir al programa y desde ese momento nada volvió a hacer como antes.
A pesar de que no se tenía mucha fe como humorista, Boyacoman presentó la audición e impresionó a los jurados. La vida le regaló una oportunidad inmejorable en televisión y él la aprovechó de la mejor manera: en su primer programa se ganó el premio de los cuentachistes.
El humor empezó a darle las mejores experiencias de su vida y le permitió crear lazos de amistad con otros los miembros del elenco de Sábados Felices. Se hizo muy buen amigo con ‘Pacho’ sin fortuna, por lo que su muerte lo afectó tanto. Superar este duro golpe fue muy difícil para él.
La vida hizo que se reencontrara con su padre, Boyacoman dejó atrás el rencor y lo perdonó por haberlos abandonado. Vivieron juntos cinco años en los que pudieron recuperar el tiempo perdido y disfrutar de su relación hasta que un infarto acabó con la vida de su papá.
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La relación con sus dos hijos es perfecta, pues el humorista saca el niño que tiene adentro cuando está con ellos. Está enamorado, su relación es estable y está pensando en tener un bebé más.
Boyacoman lucha a diario por cumplir sus sueños y no le teme al fracaso, pues sabe que su talento siempre lo ayudará a salir adelante.
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