Nunca antes en la historia de los Estados Unidos un vicepresidente había tenido tanto poder como Dick Cheney.
De manera que Adam Mckay, director de ‘La Gran Apuesta’, con la que se ganó un Óscar en la categoría de Mejor Guion Adaptado en el 2016, decidió adentraste en la historia del exvicepresidente del mandato de George W. Bush, entre el 2001 y el 2009, precisamente en la figura política: Dick Cheney, un hombre que manejó el poder tras bambalinas.
Esta película, que no participó en el circuito de festivales internacionales de cine, se coló por decirlo así entre las nominadas a Mejor Película a los Óscar -con justos méritos- y recibió otras siete nominaciones en las categorías de: Mejor Actor (Christian Bale), Mejor Actriz de Reparto (Amy Adams), Mejor Actor de Reparto (Sam Rockwell), Mejor Director (Adam Mckay), Mejor Guion Original (Adam Mckay), Mejor Edición y Mejor Maquillaje y Peinado.
Basta con recordar el agradecimiento de Christian Bale a Satanás al recibir el Globo de Oro, el pasado 6 de enero, para entender la manera como construyó a su personaje y logró personificar a esta figura política que operó en las sombras a la política global.
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A propósito de los tintes de humor de la cinta, el director declaró en una entrevista con el portal especializado Sensacine que:
“Ni siquiera sé cómo describirlo. Estamos viviendo un momento muy atemorizante y a la vez absurdo, por eso es aterrador y gracioso. Sentí que, dada la situación actual, ¿por qué tiene que ser sólo una cosa? ¿Por qué no puede ser todas? Así que esa fue la idea", aseguró Adam Mckay.
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¿Cuál es la sinopsis de ‘El Vicepresidente: más allá del poder’?
A través de medio siglo se relata la compleja trayectoria de Cheney (Christian Bale), desde que era un trabajador de la industria eléctrica en el Wyoming rural hasta convertirse en el presidente de facto de los Estados Unidos.
La película ofrece una mirada íntima —cómicamente oscura y a veces estremecedora, del uso y abuso del poder institucional. En las capaces manos de McKay, la dicotomía de Cheney como dedicado hombre de familia y un titiritero político se relata con intimidad, ingenio y audacia narrativa.
Guiado por su formidable e invariablemente leal esposa, Lynne (Amy Adams), y con el áspero y tempestuoso Donald Rumsfeld (Steve Carell) como mentor, Cheney se abrió paso en la estructura de Washington D.C. desde la administración de Richard Nixon convirtiéndose en el Jefe del Estado Mayor de la Casa Blanca para Gerald Ford y luego, tras pasar cinco periodos en el Congreso, en Secretario de Defensa para George H.W. Bush.
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En el año 2000, dejó su cargo como CEO de Halliburton para postularse como vicepresidente de George W. Bush (Sam Rockwell) con el acuerdo implícito de que ejercería su labor casi sin supervisión; sería un copresidente en todos los sentidos, excepto el título.
Las acciones astutas y furtivas de Cheney han alterado el panorama político de manera tal que sus consecuencias seguirán estando presentes en las décadas por venir. Sin embargo, es claro que hay más de un Dick Cheney, un hombre cuya reputación en el sector público se contrapone a su vida privada y evidente devoción por su familia.
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