Algunos le rezan a la Virgen María, otros le piden al Divino Niño, pero existen otras figuras divinas más allá de estas. Para llegar a ese punto, hay que entender que la fe es la creencia y confianza en algo superior, que funciona como una forma de delegar a los demás, acciones que alguien no puede, debe o quiere hacer.
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Frente a situaciones en las que la ciencia, salud o naturaleza no tienen respuesta, las personas buscan en la fe un poder divino, capaz de resolver dicho problema. En muchos casos, sus peticiones no van dirigidas a los santos, pues en realidad ellos, son “mensajeros” o “abogados” que los escuchan para llevar sus súplicas a Dios. A causa de lo anterior, se tiene la costumbre de visitar personalmente al santo y asegurarse de que reciba el mensaje claro y directo.
Oficialmente, solo existen los santos que nombra el Papa según la iglesia católica, tales como la Virgen María, el Divino Niño, el Señor de los Milagros; pero la gente del común crea los suyos a raíz de sus experiencias y necesidades, a los que se les llama “santos populares”.
“Lo que hace santo a un santo, es que murió, después la gente le encuentra razones” afirma el lingüista entrevistado en el documental ‘La fuerza de la fe’, Néstor Pardo, al referirse al origen de estas deidades populares, que se difunden por el voz a voz y experiencias de la comunidad.
Algunos de estos son: Omayra Sánchez, Leo Kopp, Julio Garavito Armero y José Gregorio Hernández. Con el paso del tiempo han ganado popularidad, a continuación, conoce las historias de algunos de estos:
¿Quién es Omayra, la niña de armero?
Al ocurrir su injusta y devastadora muerte, Omayra no solo se convirtió en símbolo de la tragedia, sino también en una santa popular, objeto de devoción y culto. El comunicador social José Ardila, afirma acerca de la niña que “No es el Divino Niño, rubio y europeo, es una niña mestiza, colombiana (...) “con el agua hasta el cuello"", haciendo también referencia a la expresión cuando alguien se encuentra muy apretado. Como se ve en el documental, Omayra respondió ante las súplicas de una mujer cuya vida terminaría pronto a causa de un tumor, desapareciéndolo a los cinco meses, como si nada.
José Gregorio Hernández, el médico de los pobres
“Ese fue mi doctor, mi cirugía, no tuve que gastar nada, solo mi fe” es una frase dicha en el documental que se apaña perfecto a esta figura, pues José Gregorio Hernández es conocido como “el doctor de los pobres”. Un santo popular quien es distinguido por curar a sus seguidores, entre rituales y cirugías espirituales, se dice que ha logrado milagros que ni la medicina, ni los doctores entienden.
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Estatua de Leo Kopp
Leo Kopp es la clara definición de un santo popular, pues a lo largo de su vida no hay ninguna señal que haga pensar que estaba destinado a ser un santo. Fue fundador de Bavaria, se caracterizaba por darle trabajo a los pobres y logró un cambio cultural de clases sociales en Colombia. Lo que refuerza su santidad, es su estatua en el cementerio, pues al estar al alcance de la gente, se le acercan a limpiarla, abrazarla y hacerle peticiones al oído luego de venerarla. Evoca la imagen de un héroe, y al ser algo palpable, es fácil para sus seguidores familiarizarse y sentir que es eficaz.
El mundo y la religión son tan grandes, que es imposible limitar a la sociedad a seguir una sola figura o entidad. Cada persona tiene distintos intereses, problemas, enfermedades y oportunidades; por lo que siempre buscarán alguien que los acerque más a conseguir lo que quieren o al menos que esté más familiarizado al tema. En este documental se ven distintos santos, y cómo cada uno de sus seguidores se interesa en ellos. Sin importar qué entidad sea, el factor repetitivo es la incondicional fe que los fieles ponen en las súplicas, pues, sin fe, no hay milagro.