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Talento y cultura en potencia: Quibdó levantó sus voces en el Festival Detonante

Los ritmos folclóricos, el teatro, la danza y los artistas en formación se llevaron todas las miradas a lo largo de cuatro estaciones que dejaron en claro los sueños y esperanza de este territorio.

Estación Caudal del Festival Detonante en Quibdó.
La estación Caudal del Festival Detonante estaba enfocada en el hip-hop y el rap.
Foto: Caracol Televisión

Llena de ilusión, resistencia y talento, así es Quibdó. Una ciudad que tiene el objetivo de mostrar los grandes artistas que allí nacen y la diversidad cultural que la conforma, esa que la hace tener una enorme cantidad de voces que quieren levantarse y salir adelante.

Sus calles están llenas de colores cálidos, fiel muestra de todo lo que tienen por ofrecer. Su gente no quiere dejarse ganar del miedo y busca en el arte una forma de luchar ante todos los problemas que los han aquejado históricamente.
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Es innegable tener en cuenta que a pesar de que las ganas son muchas, las oportunidades son pocas. La violencia en aumento en la capital del Chocó ha trazado barreras invisibles que han destrozado la vida de muchas familias y acabado con los sueños de quienes buscan un mejor futuro. En lo que va de 2022 ha habido aproximadamente 240 asesinatos, lo cual ha aumentado el terror en las calles.

Es por ello que el Festival Detonante y el enfoque de su quinta edición fue un espacio para no solo olvidarse de tanta desesperanza sembrada, sino para resistir desde lo artístico y levantar la voz frente a la violencia que afecta especialmente a las juventudes que quieren cambiar todos los conflictos que desde años atrás han perjudicado a su población.

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Este festival, que tuvo eventos durante tres días, fue hecho de Quibdó para Quibdó, con la intención de que el protagonismo estuviese puesto en los artistas locales tanto que están en formación, a pesar de que casi no hay espacios para ello, como aquellos conformados que requieren escenarios para mostrarse.

Todo este proyecto, que lleva siete años haciendo presencia en este territorio, hizo que sus participantes estuviesen preparando todo durante más de un mes, por lo que hubo a su disposición talleres de co-creación con los que pulieron su talento. Todo esto y el resultado final hicieron que esta población volviera a tener un poco de felicidad en medio del caos, que pudieran disfrutar esos espacios culturales que son casi nulos para ellos y que sus artistas sintieran que se estaban presentando en uno de los festivales más famosos del mundo, al estilo Coachella.
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Los dos primeros días estuvieron enfocados en charlas tanto para emprendedores como para nuevos talentos, exposiciones y formación de líderes. Todo esto permitió que la comunidad recordara el potencial que tienen, pues son una cuna cultural que no ha logrado explotar todo aquello que brota en las calles, pues cada familia tiene al menos un artista en ella.

Tras toda la investigación de campo que pudieron realizar todos los encargados de la organización de este festival, el tercer día fue un recorrido cultural con el que exaltaron la importancia que tiene el Río Atrato para Quibdó. Durante cuatro estaciones, la música, la danza y el teatro invadieron el parque Manuel Mosquera, la carrera primera y el malecón. Esto fue lo que paso:

Estación uno: El Rito

La apertura del festival estuvo envuelta en una misa que se enfocó en agradecer por la vida, la cultura y todo aquello que los rodea, sin embargo, el toque especial estuvo en los cantos liderados por la maestra Zully Murillo, cuya voz conectó con todos los quibdoseños quienes la admiran por ser un ícono de su folclor y quienes no querían que se bajara del escenario, en donde le pidieron más y más temas musicales.

Así mismo, en medio de cada una de las ofrendas y oraciones, no solo se escuchaban las voces de las cinco artistas que estaban sobre la tarima móvil, sino que también se pudo observar a un grupo de baile al ritmo del folclor. Es por eso que todo esto fue un ritual, ya que combinó tres factores claves para esta comunidad.

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Al finalizar la misa, los cantadores y cantadoras de Fabiola Torres (en el que hay cuatro generaciones de artistas) le pusieron el son a una fusión de teatro y baile que se enfocó en hablar de la importancia del Río Atrato y generó consciencia entorno a él. "Lo importante de este evento es la motivación que puede darle a los jóvenes, pues estamos siendo la cabeza en cuanto a la cultura. No solo que esto se visibilice, sino que la gente se involucre con un evento como Detonante" , comentó Jairisbran Rojas, bailarina y teatrista de la corporación artística Danza Extrema.

Con respecto a lo que esta estación significó para los artistas, "esto es lo que realmente nos representa, esos cantos y esas tradiciones, porque hacen que uno tenga una identidad personal", afirmó Jesus Antonio Pinilla Berrio, cantador y rezandero alabado. Por otra parte, Wilmer Andrés García asprilla, cantador, exaltó: "como jóvenes, es muy importante porque la cultura se nos está perdiendo y los jóvenes se están envolviendo en cosas como la violencia, por lo que esto nos hace visibilizar cómo podemos actuar por un mejor mañana para nuestra sociedad como chocoanos".
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Estación dos: Nacimiento

En este punto, cuando la gente ya estaba llena de alegría por continuar con el recorrido, se fue la luz en todo Quibdó, por lo que tristemente se generaron retrasos. No obstante, la algarabía no cesó y en medio de la calle la chirimía empezó a hacer de las suyas para mantener a la gente bailando y cantando. El cielo se pintó de colores y plasmó un fondo ideal para seguir con esta gran fiesta, en la que solo podían verse sombras de asistentes en la calle bailando con uno de sus ritmos más folclóricos.

Al regresar la luz, la tarima móvil ya tenía a los integrantes de Rancho Aparte tocando y causando furor en una carrera primera a la que no le cabía una persona más, pues nadie quería perderse esto. El foco de esta parte estaba únicamente en la chirimía.

En cuanto a la vitrina en la que esto se convierte, Dino Manuel, de Rancho Aparte, nos comentó sobre lo clave que es el Festival Detonante para ellos. "Es una oportunidad para conectarnos y encontrarnos en las cantidades tan diversas que hay de manifestaciones artísticas y culturales en Quibdó, que en un momento dado pueden sentirse desarticuladas. Nos permite expresarnos, poder hacer nuestra música y esencia, lo que realmente somos y tenemos por mostrar, ya que por siglos hemos sido invisibilizados". Así mismo, aclaró que las pocas oportunidades están ligadas a factores como la falta de medios para mostrarse, "no tenemos los recursos de mostrar nuestra cultura, a nosotros no ha llegado la forma de hacerlo, ni nos han abierto espacios como los diferentes festivales musicales del país, a los que más les ponen atención".

Esta agrupación causó mucho furor en los asistentes, quienes cantaron a todo pulmón cada una de sus canciones y bailaron mostrando sus mejores pasos, logrando así una integración entre todos los presentes.

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Así mismo, para estos artistas fue importante el impacto que tiene en las nuevas generaciones: "demostrarles que el arte y el emprendimiento cultural sí son una opción de vida a través de la que ellos pueden transformar. Esto le permite a las juventudes relacionarse con esos referentes que han tenido y así mismo aprender, retroalimentarse, y en ese sentido podremos asegurar un futuro de estos eventos", expresó Emer Dávila, clarinetista de Rancho Aparte. Al ser algo de Quibdó para Quibdó, "tenemos elementos tan nuestros, plasmamos cosas tan nuestras como el río, la lluvia o lo que vivimos, pues la chirimía solo nos suena a nosotros", dijo Dávila.
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Estación tres: Caudal

Una vez en el malecón, el escenario prendió sus luces para darle paso a esos artistas que no solamente tienen una gran importancia local, sino que han conseguido que su música rompa fronteras dentro de Colombia y alrededor del mundo. Aquí llegaron aún más personas, en su gran mayoría jóvenes que querían encontrarse con esos referentes musicales que tanto orgullo le han dado a su tierra.

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Con banderas y carteles en los que era posible leer "SOS Chocó", estos hombres y mujeres lo entregaron todo en la tarima, al cantar y hacer rimas referentes a todo lo que envuelve a Quibdó: el medioambiente, la violencia que los marca, la discriminación e invisibilización, el liderazgo y la transformación que deben ser protagonistas en las nuevas generaciones. Todo esto enfocado a enviar un mensaje de impacto en aquellas personas que quieren que cese todo el terror que los ha envuelto. Fue por ello que en un punto del performance, tanto las personas en tarima como los espectadores, decidieron levantar su puño al aire como una forma de demostrar esa resistencia a la que han llegado.

Uno de los momentos más eufóricos tuvo lugar cuando Sebas K, un niño de 11 años, se apropió del show y demostró que tiene un enorme talento, pues su actitud y confianza arrasaron y su forma de rapear cautivó a los asistentes que no podían creer el inmenso potencial que tenía este nuevo artista.

Aunque Mabiland y Alexis Play, principalmente, eran unos de los artistas con mayor peso dentro de este festival, pues han llegado a audiencias internacionales, ellos habían dejado en claro que su intención era apoyar a los talentos locales que tuvieron esa oportunidad de brillar en su propia tierra y a quienes no se les abren tantos espacios para presentarse, por lo que la mayoría del tiempo estuvieron detrás del resto. Esto llevó a que quienes se presentaron no solamente agradecieran por Detonante, sino que pidieran a gritos más espacios como este para mostrar su música.

Con respecto a la puesta en escena que se vio en la estación, Mabiland comentó que esto fue "hermoso y complejo, yo estuve en un par de talleres con los chicos de Caudal para instruirlos un poco sobre la experiencia artística que he tenido, pero también debía entender que nada tiene que ver mi experiencia con la de cada uno. Es un aprendizaje de lado y lado, yo nunca tuve eso cuando viví acá, entonces creo que es algo muy lindo ver que artistas de tu tierra vienen y te comparten el conocimiento que han vivido. Hay demasiado talento aquí y eso no puede quedar solo así".

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Así mismo, la artista exaltó que una de las principales dificultades para el desarrollo cultural en Quibdó se debe a la falta de infraestructura, como espacios de ejecución y logística. "Los jóvenes en Quibdó no tienen mucho qué hacer, no hay mucha posibilidad de esparcimiento, por lo que ver tantos jóvenes ahí en el malecón significa un pedido de que quieren ver más música, más conciertos, más arte, más obras de teatro. Me impresionó mucho el silencio, aquí no existía la cultura del silencio, pero en la obra de teatro dedicada a las víctimas los pelados eran ahí mirando, por lo que esa capacidad de recepción es un llamado a querer ver y aprender más"
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Estación cuatro: Desembocadura

Este era el cierre de toda esta experiencia cultural, en la que el baile y la resistencia fueron los protagonistas. La intención estaba en mostrar ritmos exóticos y el afrofuturismo aplicados en temas como la moda y la danza.

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Su primer acto logró impactar a los asistentes, pues estuvo compuesto por un homenaje a algunas víctimas de la violencia. Un grupo de jóvenes salió con fotografías a blanco y negro en las manos y algunos relatos fueron escuchados de fondo, con los cuales muchos se sintieron identificados, pues fue notorio el dolor que todo esto ha causado.

Seguido a esto, hubo espacio para aquellos que también sueñan con estar en las importantes pasarelas de Colombia y el mundo, quienes mostraron la belleza, porte y talento que compone a estos quibdoseños.

El baile fue puesto en escena por Black Boys, Chicos Dance, Colacho, Explosión Dance y Jóvenes Creadores del Chocó, quienes hicieron que hasta aquellos que estaban en las gradas se pararan a bailar y seguirles los pasos, siendo un ejemplo de la inspiración que puede traer consigo todos estos espacios. Diversos géneros musicales, especialmente urbanos, hicieron parte de esta muestra cultural en la que comprobaron que el ritmo les fluye en la sangre.

Sus últimos momentos, en los que hubo una batalla musical de Dj's, estuvieron acompañados de una fuerte lluvia, que a pesar de que sí causó que algunos asistentes se retiraran, hizo que los que se quedaran se dejaran empapar del agua, el ritmo y la alegría, pues la fiesta terminó pasada la medianoche.
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El Festival Detonante en Quibdó dejó en claro la importancia y el impacto que tiene el apoyo al talento local, pues ellos son un aire de esperanza que no se quiere dejar apagar por la violencia. Así mismo, exaltó que la capital del Chocó tiene mucho talento y ganas por demostrar, pero le hacen falta este tipo de espacios para cautivar a sus asistentes.

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