Colombia quiere hacer historia en los Óscar con un homenaje a las comunidades amazónicas que, mas allá de tender un puente entre pasado y presente, espera reconectar la identidad multicultural de una sociedad que las ha olvidado.
"Lo interesante de Colombia es su diversidad, es como si existieran muchos países en un solo territorio", cuenta a la AFP el director de "El abrazo de la serpiente", Ciro Guerra, quien puede dar al país su primera estatuilla en la categoría de habla no inglesa.
La película narra en paralelo el encuentro de Karamakate con el etnólogo alemán Theodor Koch-Grünberg y el biólogo estadounidense Richard Evans Schultes en la primera mitad del siglo XX, quienes buscan la yakruna, una planta ficticia que hace soñar.
Las conversaciones entre el chamán y los exploradores -la mayoría en lenguas indígenas- ahondan en las tradiciones de las tribus, pero al mismo tiempo ponen de manifiesto cómo esta fuente de sabiduría se está extinguiendo.
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La culpa es de los gobiernos, denuncia Guerra. "Nunca han sabido qué hacer con la Amazonía. La han visto como un territorio demasiado alejado, impenetrable y remoto. Han preferido dar su jurisdicción a los caucheros y los misioneros".
A lo largo de la película, los protagonistas van descubriendo el impacto de la llegada del hombre blanco a zonas remotas: explotación de recursos naturales, evangelizaciones masivas e imposición de lenguas dominantes.
Pero Karamakate demuestra que el indígena tiene mucho que enseñar y que el colombiano debe proteger esas tradiciones porque, en el fondo, se trata de su propio conocimiento.
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La nominación de "El abrazo de la serpiente", tercera película de Guerra, tiene más significados, más allá de que Colombia puede ganar su primer Óscar.
La historia no tiene nada que ver ni con el medio siglo de conflicto armado ni con el narcotráfico, los dos grandes temas con los que se suele asociar al país.
Además, coincide con el buen momento que atraviesa la sociedad ante la cada vez más probable firma de la paz con las FARC.
En este sentido, el cineasta asegura que "el arte está ayudando a superar los traumas".
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"Cuando las sociedades vienen de procesos muy difíciles y finalizan grandes conflictos, hay un florecimiento de las artes porque hay mucho que expresar", asegura.
Él mismo se siente parte de una generación de artistas que crecieron con la idea de que lo bueno venía de fuera.
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Pero ahora hay "una vuelta a las raíces, a la Colombia verdadera, a la que quedó olvidada, y hacia un cine que habla de nosotros".
Por ahora "El abrazo de la serpiente" ha logrado crear un debate interno sobre la integración y el futuro de los indígenas.
Por: AFP
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