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Así es como se logra una conexión real con el aire puro en Colombia

Si quieres ser testigo de la reconciliación, la confianza recuperada,  vivir un proceso de sanación y sentir el poder de la madre naturaleza y sus maravillas por medio de rituales ancestrales, debes visitar el Caquetá.

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Pa"iche - Hola en lengua Ko"revaju

Una región bañada en sangre de conflicto y dolor; hoy ofrece paz y tranquilidad gracias a un silencioso y arduo proceso llamado reconciliación. Se trata de Florencia, Caquetá, lugar que fue declarado zona roja, a donde era inimaginable ir de turismo o así fuera solo de paso. Sin embargo, actualmente allí se puede ver el poder de la confianza, pues sus comunidades se están dedicando al ecoturismo con el fin de transmitir un importante mensaje desde la verdadera conexión con la madre tierra, aprovechando todas las riquezas que los rodean, ya que están invisibles ante los ojos de Colombia y el mundo.

Juvenal Arcadio Piranga es un hijo de la tierra y líder de la comunidad indígena Coreguaje, él es una de las tantas personas que se ha apropiado con mucho sentido de pertenencia del proyecto El Manantial Uruki, el cual consiste en un recorrido por un hermoso sendero ubicado en la parte nororiental a 15 minutos de Florencia, tiene una temperatura de aproximadamente 23° y una altitud de 500 metros sobre el nivel del mar, además está conformado por 45 hectáreas de extensión con el 80% de zonas verdes y 34 nacimientos de agua que llenan de vida este lugar.

Lo que muchos no saben, es que allí era donde anteriormente se cobraban las famosas ‘vacunas’ de los grupos armados. Sin embargo, ahora vale la pena visitar este maravilloso sitio para ser testigos de toda la recuperación y confianza que se ha ganado con mucho esfuerzo.

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Por eso, gracias a los procesos de dialogo y perdón, El Manantial ha multiplicado su valor, porque como lo afirma Juvenal con gran satisfacción, para ellos es una vida entera, son conexiones ancestrales en donde están sus cuentos, sus historias y sus rituales.

El orgullo de Juven aumenta cuando hace referencia al cambio que ha dado el territorio, pues lo define como un giro de 180°, ya que antes era una zona a donde las personas no podían entrar, pero ahora hay posibilidad de hacerlo, hay confianza para recorrer el lugar y visitar las comunidades que allí habitan, todo con el fin de que los visitantes que lleguen se vayan afincando con el ecoturismo o turismo comunitario.

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Al ver la actitud, el cariño y la motivación con que los habitantes de la comunidad, líderes y hasta caciques y mayores reciben a sus visitantes, se puede evidenciar que su propósito va más allá de ser visibles ante los ojos del mundo y de quitarse tantos estigmas de encima; pues para ellos lo realmente importante es que los turistas vivan una experiencia integral, que creen conciencia ambiental, que puedan visionar la ancestralidad y conocer las historias de la comunidad Uitoto y Coreguaje, pero lo más valioso; que sientan una verdadera renovación en sus vidas y un compromiso real con la madre naturaleza.

Desde que las personas viajan hasta Florencia y se atreven a recibir un cambio para su vida llegan, son recibidas en un espacio llamado el portal espiritual, allí se realiza un ritual para pedirle a la madre naturaleza permiso para ingresar al sendero. Esta armonización es hecha por los jóvenes danzarines del pueblo Coreguaje, quienes bailan al ritmo del tema de ‘La Charapa’, el cual significa el nacimiento a través de la danza, mientras alternamente el taita, Pedro Valencia, hace una limpieza con ramas para así abrir la puerta del cielo.

Luego de esta bella ceremonia inicial, se emprende un recorrido de historias, cuentos y rituales; en donde los llamativos colores de la naturaleza y sus elementos, se roban toda la admiración de los visitantes y les transmiten paz.

Este viaje lleno de aventuras, aprendizajes y verdadera conexión con la naturaleza culmina en la maloka de los Uitoto, en donde se conoce más a fondo su historia, el proceso del mambe y el ambil, además de degustar un delicioso plato típico de pescado ahumado y casabe preparado por las mujeres de la comunidad para sus visitantes. Por supuesto, no se puede dejar de mencionar lo renovados que salen los cuerpos luego de este recorrido y con las ganas intactas para transmitir esta maravillosa experiencia al mundo entero.

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Posteriormente, mientras Juvenal habla de las riquezas del territorio en el que vive, aprovecha para extender una invitación y expresarles a quienes no se atreven a visitarlos o se han perdido de este fenómeno que hay que cambiar la forma de pensar, pues existen lugares exóticos, diferentes y excelentes que permiten vivir una experiencia real con el aire puro, experimentar las interpretaciones de los pueblos ancestrales y la experiencia espiritual de la palabra.

“Las personas que llevan harto tiempo en las ciudades sufren de una enfermedad llamada estrés, por eso el llamado es que deben salir libres del lugar aparte de conocer el contexto histórico y sus rituales”, expresa Juvenal.

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Finalmente, lo único que se necesita para logar una verdadera transformación es la disposición de conexión con la madre tierra y la naturaleza, además de tener la capacidad de apreciar cada elemento y las riquezas que allí se conservan como: el agua, los árboles y hasta las piedras, pues cada uno de ellos tiene un significado especial y un propósito en la vida de las personas que viven la experiencia: transformar, sanar, limpiar, crear conciencia y el más importante; dar felicidad y logar la confianza que tanto ha anhelado recuperar Colombia.

Reorepamu- Muchas gracias en lengua Ko"revaju

Por: Juliana Moreno Villegas/ Periodista Caracol Televisión

 

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