Aunque le advirtieron que ella está muy disgustada con él por dejarla sola en Barranquilla y no enviarle mensajes o cartas mientras estaba trabajando en la capital, Moncho decide darle una sorpresa a su amada Lorna al llegar de improvisto a su casa.
Ella al verlo no dudó en coger la escoba con la que estaba haciendo oficios de la casa y corretearlo para darle su buen merecido por desaparecerse. Moncho terminó escondido con su suegra huyendo de sus golpes.