Gertrudis se siente devastada con todo lo que está pasando en su vida en este momento, más aun cuando Armida llama para contarle que su tía Dalila está viva. Pero cuando menos lo espera, Felicito llega a la casa y tienen un tiempo para hablar.
Aunque ella intenta de todas las formas pedirle perdón y explicarle que, a pesar de su mentira, él fue el mejor padre para sus hijos, Felicito no se piensa dejar doblegar ni de su propia esposa y decide alejarse de ella.