Eli regresa triste y afligida a Barranquilla después de que Alejandro, el amor de su vida, la dejara plantada en el altar. Moncho la ve tan mal que deja el carro de ceviches en Bogotá y viaja con ella para cuidar de su salud emocional.
La costeña no hace más que llorar y recordar todos los buenos momentos que pasaron juntos, no entiende por qué la dejo de un día para otro si él era el más emocionado de que unieran sus vidas para siempre.
Bony llega a su casa y después de insistir mucho, Eli lo deja entrar, con sus chistes malos logra que se ría así sea por un momento y la descresta cocinándole. Es a la única persona que le recibe comida después de la boda fallida.