Tiburcio es enviado a la cárcel por la denuncia puesta por Felicito. Sin tener más opciones, Tiburcio debe sobrevivir en este lugar pero no se imagina que allí también está Albeiro, quien lo está esperando para reunirse con él.
Por esta razón, Albeiro le paga a uno de los guardias para que cambie a Tiburcio de celda y lo lleve a la suya. El joven se lleva una gran sorpresa al volver a ver a Albeiro, de quien sospecha por su forma de ser.
Sin embargo, no se imagina que su interés se debe a un gran secreto que le tiene que revelar.