Lo que empujó a la actriz Rebel Wilson a aventurarse en el mundo de la interpretación no fue el típico sueño de convertirse en una estrella, sino la necesidad de superar su timidez y ganar confianza en sí misma.
"No me hice actriz porque quisiera ser famosa. Lo hice porque era increíblemente tímida, lo mío era casi un trastorno. Así que un día mi madre me llevó a una clase de interpretación. Recuerdo que me agarré con todas mis fuerzas a la puerta del coche y no paraba de llorar, pero ella me llevó a rastras. Bien por mi madre, por cierto, por darse cuenta de que tenía un problema. Puede que no lidiara con este contratiempo de la forma más delicada posible, pero yo ya estaba harta de no tener amigos", confesó la intérprete a la edición británica de la revista Marie Claire.
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A la hora de abrirse camino en un sector tan competitivo como el de la meca del cine, Rebel no ha apostado por hacerlo utilizando su sentido del humor o sus curvas, sino un arma aún más potente todavía: su cerebro.
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"Siempre he utilizado mi cerebro para conseguir mis objetivos. En Hollywood hay un montón de gente glamurosa y nunca he querido competir con eso, hasta los hombres se hacen peelings con láser", bromeó.
Aunque la ahora extrovertida actriz no tiene reparo alguno a la hora de afrontar toda clase de papeles cinematográficos, incluso aquellos en los que debe bromear sobre su propio peso, la australiana tiene muy claro que no está dispuesta a protagonizar un desnudo frontal por exigencias del guion.
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"Para la película 'Agente contrainteligente', querían que me desnudara del todo y que se me viera de frente. Yo en el contrato había especificado que no estaba dispuesta a hacer eso, así que tuvieron que contratar a una bailarina todavía más grande que yo para que hiciera de doble", apuntó.
Por: Bang Showbiz