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Luis Fernando Salas nació en Cali en el seno de una familia muy humilde. El actor era muy travieso en su infancia, lo que le trajo muchos dolores de cabeza a sus padres. Su niñez estuvo marcada por un triste episodio que cambió por completo su vida. Durante la cirugía estuvo muerto unos segundos y los doctores no auguraban un buen destino para él, pero inexplicablemente pudo salir victorioso de este duro episodio.
Durante su juventud se tuvo que enfrenar a muchas situaciones incómodas en Cali, pues en esa época la ciudad estaba dominada por el narcotráfico. El actor no se explica por qué aún se mantiene con vida, pues fue testigo de muchos actos violentos.
‘El negro’ empezó a estudiar medicina sin saber todo lo que esta carrera demandaba, por lo que solo se mantuvo en la universidad durante siete semestres.
Su aventura en la televisión inició casi por casualidad, pues comenzó siendo extra de una novela nacional hasta que tuvo la oportunidad de viajar a Bogotá y hacerlo de forma definitiva. Su padre siempre lo apoyó de forma incondicional para que cumpliera sus sueños, por eso al verlo en televisión se llenó de orgullo.
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La muerte de su padre le partió en dos la vida, su gran mentor fue asesinado a sangre fría en la puerta de su casa por resistirse a participar en un fraude electoral.
En ese momento su vida se tornó gris. El artista desconfiaba de todo el mundo y sus problemas parecían no tener solución. Sin embargo, decidió seguir adelante y consagrarse como un gran actor en honor a su padre.
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Luis Fernando ha sido un conquistador a lo largo de toda su vida, lo que también le ha traído uno que otro problema. Siempre estuvo rodeado de mujeres hermosas.
“No te voy a negar que en un momento, por llenar algún vacío afectivo, sí era coqueto”, confesó Salas.
María Fernanda Patiño supo ponerle el ‘tatequieto’, se enamoraron, se casaron y formaron una hermosa familia a la que no tardó en llegar un hijo. Sin embargo, un error le costó su matrimonio y su esposa decidió divorciarse, lo que lo afectó tremendamente.
Hoy en día se considera un hombre nuevo, su amor por Dios transformó su forma de ver el mundo y lucha día a día por recuperar lo que sus errores le arrebató de las manos.
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