Para quienes tienen hijos, estos son maestros de vida, ya que vienen al mundo con una maleta llena de enseñanzas, como Sebastián, quien nació hace 4 años para enseñarle a sus padres que el amor no conoce la palabra límites.
Sebastián llegó a los brazos de sus progenitores, Anyéla Castiblanco y Roberto Contreras después de una difícil experiencia que les enseñó a vivir el presente para afrontar con valentía cada situación que la vida les presentara.
Nosotros tuvimos antes una hija, Valentina. Ella nació con una cardiopatía severa, hipoplasia de corazón izquierdo, ante esto los médicos me comentaron todo, se hizo de acuerdo a lo planeado y nació mi hija, pero murió dos días después.
Pasadas seis semanas, Ányela recibió con alegría la noticia de su nuevo embarazo, una gran luz luego de la pérdida de su primera hija. Al conocer la condición de su hijo, Ányela junto a su esposo decidieron renunciar a sus trabajos para ser padres de tiempo completo, y así acompañarlo en cada una de las etapas importantes de su desarrollo.
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Me hicieron otros exámenes donde identificaron que, una de cada cuatro mujeres con ciertas características puede llegar a tener un hijo con síndrome de Down. Y todo se confirmó a los 5 meses con un examen, donde me revelaron y constataron que mi hijo venía con síndrome de Down.
En la búsqueda de opciones que le garantizaran el bienestar para Sebastián Contreras Castiblanco, esta familia conoció el programa Enlaces de Compensar, que desde hace más de 25 años promueve el desarrollo integral de la población afiliada con discapacidad cognitiva.
Una señora de la fundación donde mi hijo va hacer las terapias nos comentó del Programa Enlaces, donde el hijo de ella ya había iniciado desde los 3 años. Vimos cómo se integró fácilmente con las actividades de los niños, está muy bien, está contento, está disfrutando y nos sentimos muy felices.
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Desde hace un año, Sebastián está vinculado al programa Enlaces de Compensar, que a través de la recreación, la exploración y distintas expresiones artísticas, enlaza a más de 300 niños, jóvenes y adultos con un mundo lleno de bienestar.
Con el acompañamiento de Enlaces, Sebastián y su familia esperan seguir enlazando la inspiración con el talento, las ilusiones con los sí se puede y los sueños con oportunidades para hacerlos realidad.
Fue muy difícil porque somos de profesión ingenieros de sistemas. Con mi esposa nos dimos cuenta que para lograr que Sebastián saliera adelante, cumpliera todos sus sueños y expectativas, no podíamos trabajar, pues como papás debemos darle las mejores herramientas. Con el tiempo hemos podido sortear las cosas, y ahora el mejor trabajo que tenemos es ser padres.
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