A José María Montenegro nadie le puede decir que no, o por lo menos, nadie puede decírselo sin esperar consecuencias, más aún en América en donde considera que tiene derechos adquiridos. Es hijo de una familia adinerada, pero caída en desgracia hace un par de generaciones, vino a tierras americanas para hacer una carrera militar en donde se ha destacado ante sus superiores por su enorme sagacidad y por métodos poco ortodoxos para la época.
Utiliza su prestigio ganado en la Batalla de Cádiz contra los ingleses, convirtiéndose casi en un mito para los oficiales y subalternos, pero que lo dejó profundamente afectado a nivel psicológico, con estrés postraumático, pero con un ascenso como oficial.
Tras retornar a casa, José María enviudó después de una penosa enfermedad que sufrió su esposa. Por esta razón, viaja a América a reubicarse y durante varios años asciende en su carrera, hasta que tuvo que ser enviado de vuelta a España por la acusación de asesinato. Ahora, tras retornar, Montenegro viene presionado por las altas expectativas de sus superiores. Se considera a sí mismo un justiciero, pero la justicia caerá sobre él.