Su forma de ser, su desparpajo y su templanza ante el peligro lo hacen ser lo más parecido a un cowboy. Federico es irremediablemente descarado y al inicio, un tipo sin apego alguno más allá de cumplir la misión para la que fue contratado. Sin embargo, incluso a un hombre como él, el amor lo puede cambiar y lo encuentra en una de las hermanas Villamizar.
Lo que comienza como parte de un negocio termina convirtiéndose en una relación tan fuerte que le hace reevaluar sus principios sin perder un toque de su varonil habilidad para el combate y su fanfarronería.
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