Leonor Villamizar es una mujer brillante. Su desparpajo natural, sumado a su irreverencia, la hacen particularmente atrayente. No por los hombres, los cuales no le interesan, sino para las mujeres acartonadas de la época que se aterran e intrigan con su espontaneidad y frescura. Su estrategia es aparentar que no le interesan las cosas que más desea. Esa lejanía, automáticamente la vuelve mucho más misteriosa y crea un vínculo de complicidad con las personas a su alrededor. Tiene un recorrido sexual muy variado. Nunca tuvo prejuicios morales ni religiosos para experimentar, a escondidas de su padre, hasta descubrir su homosexualidad.
Y precisamente este conocimiento sexual, que adquirió no solamente mediante la práctica, sino al hacerse amiga de personajes liberales, le permiten tener un tema igual de prohibido que de llamativo con las frustradas mujeres de la alta sociedad de El Socorro. Es una mujer segura que no necesita a un hombre para sobrevivir y tiene un pensamiento avanzado para la época. Cuestiona esa jerarquía que hace ver al hombre como superior, por eso se le mide a todo.