Como si quisiera ser la reina del baile de cualquier instituto estadounidense en plenos años 80, Rihanna decidió armarse de satén fruncido, medias de cristal, un moño alto con tirabuzones y un abrigo de astracán para vivir la noche neoyorquina. Y menos mal que era de noche, porque si hubiera sido de día la mezcla de colores que la cantante decidió conjuntar no podría mirarse sin una gafas de sol.
Actualizado: febrero 05, 2016 06:49 p. m.