Aunque su variada carrera cinematográfica le ha brindado un sinfín de alegrías -premio Óscar incluido-, la actriz francesa Marion Cotillard está convencida de que su pequeño Marcel (2) no debería seguir sus pasos a la hora de decidir su futuro profesional, ya que sabe por experiencia propia que acabaría sometido a una intensa "presión" que es consustancial al universo interpretativo.
"La verdad es que me aterraría que mi hijo empezara a demostrar un cierto interés en mi trabajo. En el caso de que se animara a ser actor como yo, no dejaría de pensar en la presión que tendría que soportar y en el sufrimiento que pasaría hasta hacerse con un nombre respetable en este negocio. Los actores somos personas muy inseguras y atormentadas, porque la industria nos exprime emocionalmente cuando queremos lograr nuestros objetivos", reveló la estrella de cine a la revista francesa Ciné Télé Obs.
La reticencia que muestra la intérprete a que su pequeño trate de hacerse un hueco en su ámbito laboral no implica que vaya a comportarse de manera inflexible en los próximos años, principalmente porque tanto su pareja, el cineasta Guillaume Canet, como ella misma apoyarán "sin fisuras" a su primogénito sea cual sea la decisión que vaya a tomar a nivel profesional. Eso sí, siempre intentarán alejar a Marcel de las tentaciones de la fama para que únicamente se concentre en las bondades del plano artístico.
"Por supuesto que le respaldaremos si al final decide convertirse en actor, le apoyaremos sin fisuras. Si al final decide meterse de lleno en nuestro mundo, estaremos siempre a su lado y le ayudaremos a que sea el mejor intérprete posible. Solo digo que le espera un camino tortuoso y lleno de obstáculos si se plantea vivir de sus películas", aseveró la estrella gala, antes de hacer referencia al "lado oscuro" de la interpretación.
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"Estamos haciendo todo lo posible por mantenerle completamente aislado de los medios de comunicación, sobre todo porque no quiero que un día me eche en cara que los paparazzi le persiguen a todas horas en su día a día. El lado oscuro de esta profesión es precisamente olvidar la actuación para obsesionarte con la imagen pública", concluyó.