Aunque la pareja se encuentra devastada tras perder este fin de semana al hijo que esperaba, tanto el futbolista Andrés Iniesta como su esposa Anna Ortiz han tratado de ofrecer una imagen de ligero optimismo a la hora de dar las gracias a sus seguidores por el cariño mostrado en estos "difíciles momentos", ya que ambos están convencidos de que su pequeño estará siempre con ellos para darles fuerza y valor de cara a los retos del futuro.
"En nombre de Anna, mío y de nuestras familias, no podíamos dejar de agradecer todas las muestras de apoyo y cariño de estos últimos días. Mi familia y yo estamos abrumados e infinitamente agradecidos por todas ellas. Son momentos muy difíciles y os agradecemos el respeto a nuestra intimidad. Estamos seguros de que desde ahí arriba nuestro pequeño nos ayudará. Un abrazo muy fuerte", escribió el centrocampista del FC Barcelona en su perfil de Facebook.
Teniendo en cuenta el duro golpe anímico recibido por el deportista, no resulta extraño que Iniesta se quedara el pasado sábado fuera de la convocatoria para el partido que su equipo disputó contra el Valladolid, una ausencia que no pasó desapercibida ni para los seguidores del club catalán ni para algunos de los rivales con los que mantiene una gran relación, como los jugadores del Real Madrid Sergio Ramos y Luka Modric.
"Todo mi apoyo y cariño a mi compañero y gran amigo Andrés Iniesta en estos momentos tan duros. Mucho ánimo para ti y para toda tu familia", le dirigió a través de Twitter el defensa sevillano, quien espera su primer hijo con la presentadora Pilar Rubio.
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"Lamento mucho lo que les ha sucedido a Andrés Iniesta y a su esposa. Mucha fuerza para los dos", apuntaba anteriormente el lateral croata del equipo blanco.
La repentina pérdida del bebé que esperaban es sin duda el peor contratiempo sufrido por Andrés Iniesta y su mujer Anna en sus -por otro lado- idílicos seis años de relación sentimental, ya que tras recibir a su primera hija, Valeria, en 2011, la pareja protagonizó una emotiva boda durante el verano de 2012 que, además de a sus compañeros de equipo, congregó a una buena representación del fútbol español en el imponente castillo de Tamarit, en la localidad tarraconense de Altafulla
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