El pasado mes de septiembre, la actriz y modelo Cara Delevingne ponía fin a la que hasta entonces había sido su relación más longeva: la que había mantenido a lo largo de año y medio con la cantante Annie Clark, más conocida por su nombre artístico St. Vincent. Once meses después, la británica no ve con claridad su futuro amoroso y cuestiona incluso que vaya a pasar por el altar algún día. Sin embargo, si hay algo de lo que está completamente segura es que va a seguir apostando siempre por el amor y su capacidad de cambiar a aquellos que lo poseen.
"Me encanta el amor. Soy una romántica sin remedio y creo que el amor tiene el poder de salvar el mundo y salvarnos a todos. ¿Me casaré algún día? Quién sabe. No tengo ni idea", reveló recientemente en una íntima entrevista concedida al diario The Daily Telegraph para promocionar su última película, 'Valerian y la ciudad de los mil planetas' de Luc Besson.
Antes de conocerse su relación con la artista estadounidense, a la maniquí se la había relacionado sentimentalmente tanto con hombres como con mujeres, completando su larga lista de supuestos romances rostros tan populares como Harry Styles y Michelle Rodriguez. A pesar de ello, ella siempre ha renunciado a definir su sexualidad con alguno de los términos preestablecidos, de modo que no sorprende que ahora aproveche su estatus de celebridad también para animar a que no se obligue a los más jóvenes a tener que dar explicaciones sobre su orientación sexual.
"Creo que todo el mundo tiene derecho a ser como quiera sin tener que explicar por qué. Cada vez más, no solo las chicas sino también los chicos crecen presionados por ser etiquetados en un sentido u otro, y para que consigan comprender quiénes son tenemos que eliminar cualquier etiqueta, dejar de ponerlos en una caja concreta y no empujarles a ser quiénes no son en realidad", manifestó en la misma conversación.
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Cara conoce de primera mano las consecuencias de sucumbir a las presiones de la sociedad y, más concretamente, a las altas exigencias de la industria de la moda. En más de una ocasión, la intérprete también ha confesado los duros años que pasó durante su adolescencia, marcada en parte por sus confesados instintos suicidas. Siendo bien conocedora de su inestabilidad emocional, optó por no probar ni una gota de alcohol durante el rodaje de su próximo filme, 'Life In A Year', ya que temía que de no tener el control total de su cuerpo podría volver a padecer algún tipo de problema mental.
"Fue muy importante estar lo más concentrada posible porque fue el papel más intenso y difícil que he hecho en mi vida y era importante que pasara gran parte de mi tiempo intentando entender qué significa tener cáncer, al mismo tiempo que intentaba ponerme en esa situación. Fueron seis semanas muy oscuras porque pensaba en la muerte cada segundo del día. Así que si no hubiera tenido la cabeza despejada, podría haber estado en peligro y podría haber entrado en depresión", aseguró al citado medio.
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