Magdalena también debe empezar a acostumbrarse a su nueva vida como pobre, por lo que acepta trabajar como recepcionista en la academia de baile de Armida. En ese lugar, Fonchito se convierte en su mano derecha y le enseña cómo hacer mejor su trabajo.
Este compañerismo termina convirtiéndose en algo más y Magdalena empieza a ver en Fonchito un amigo y un confidente para poder salir y confesar sus penas.