Ismael debe empezar a pagar el dinero que pidió prestado para rescatar a Armida, por lo que tiene que tomar medidas drásticas para salvar la empresa. Su plan es vender la mitad de la aseguradora a los empresarios italianos que están interesados y la otra mitad dársela a Don Pacho.
Sin embargo, él piensa que ya es dueño y señor de toda la aseguradora y empieza a celebrar con una gran fiesta llena de trago esta noticia.