Los gritos, la angustia y la adrenalina de la competencia les ha jugado una mala pasada a los Cachacos.
Esta vez ganaron el Desafío de Salvación y en vez de alegrarse una vez terminaron la prueba, lo que hicieron fue pelear.
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Los gritos, la angustia y la adrenalina de la competencia les ha jugado una mala pasada a los Cachacos.
Esta vez ganaron el Desafío de Salvación y en vez de alegrarse una vez terminaron la prueba, lo que hicieron fue pelear.
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