Mientras está en el romántico restaurante donde planeó pedirle matrimonio a Eli, Alejo se da cuenta que el anillo de compromiso ya no está en el estuche y entra en una profunda crisis existencial. Piensa que tal vez tomó una mala decisión y no debería casarse.
Pensando bien los acontecimientos cae en cuenta que la única persona extraña que estuvo en la casa de los Martínez fue Bony y seguramente fue él quien robo el anillo, cuando lo enfrenta el costeño confiesa y le devuelve la joya.
Alejo decide dejar atrás los planes meticulosos y se va para la clínica a buscar a Eli, delante de médicos y enfermeros le pide que se case con él para envejecer juntos. La costeña se sorprende y empieza a llorar de la felicidad.