A pesar de hablar con Moncho para que le baje a la fiestas que hace todo el tiempo en el apartamento de Alejandro, Gustavo se da cuenta que hay una parranda que rebasa todos los límites de sonido que prohíbe la propiedad horizontal del conjunto.
Cuando llega hablar con los costeños nada sale como él lo esperaba, por culpa de una apuesta termina tomando trago y cuando su tía Bárbara va a buscarlo lo encuentra vestido de marimonda y borracho, situación que le produce un infarto.