Padecer una enfermedad no es un limitante para descontinuar la rutina y desistir frente a la vida. Existen diversas circunstancias que pueden afectar el humor y el estado de ánimo cuando se vive con Parkinson. Sin embargo, una actitud positiva en un proceso de renovación, tratamiento y recuperación puede transformarse en energía, disposición y menos estancias hospitalarias.
Recientemente, un grupo de médicos neurólogos, licenciados de la Universidad de Pekín, destacaron que la actitud es fundamental para recuperarse de las lesiones y daños neurodegenerativos en el menor tiempo posible. Existe una tendencia a aumentar el dolor a medida que empeoran los síntomas motores del Parkinson, tales como depresión, fatiga, insomnio, dificultad para comer y hablar, que posteriormente generan déficit cognitivo (memoria y aprendizaje).
"Cualquier tipo de ejercicio tanto físico como mental es esencial porque disminuye el estrés y la depresión gracias a que el cerebro libera unas sustancias llamadas endorfinas que producen euforia y bienestar de forma natural, ya que cumplen un rol muy positivo en el control del equilibrio, la marcha y la rigidez", afirmó el Doctor Óscar Bernal.
Estas actividades te pueden ser útiles para fomentar una actitud positiva:
- Asistir a talleres y foros para que los pacientes se relacionen con otros en su misma situación y compartan experiencias.
- Organizar un viaje cada tiempo determinado.
- Realizar actividades físicas como pilates, yoga, ejercicios de alta intensidad, gimnasia aeróbica, danza y fisioterapia.
- Atención psicológica para abordar las alteraciones emocionales y cognitivas que puedan encontrarse.
- Evitar el sedentarismo.
- Escribir los temores y angustias como método de liberación emocional.
- Escuchar música favorita.
- Asistir a teatro, clases de cocina, talleres de lectura.
- Crear un reto personal, por ejemplo: aprender a cocinar.
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También es recomendable tener una dieta adecuada y consumir productos ricos en dopamina y serotonina, los cuales ayudan a aliviar la sintomatología asociada con la depresión. Los alimentos recomendados son: Plátano, aguacate, avena, chocolate, legumbres, entre otros.
Por su puesto, todos los pacientes son únicos y es recomendable que diseñen un plan de acción de la mano con el profesional competente, ya sea neurólogo, neurocirujano, psicólogo o psiquiatra.
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