El artista de 32 años, desde muy joven busco la manera para recolectar lo de su diario vivir para ayudar a su familia y su vez hacía hasta lo imposible por trabajar fuerte y lograr su sueño de convertirse en un bailarín profesional.
Julio, con un grupo de amigos, imitaban a Michael Jackson en el puerto del Pacífico y aunque eran la sensación entre la gente, el dinero que recogían no era suficiente.
“Fueron tiempos complejos. Éramos muchachos de bajos recursos que crecimos metiéndole la mano al trabajo”, recordó el actor.
Sin embargo, el grupo de amigos continuó en una lucha incesante por el baile y así fu como su fama creció y lograron llegaron a otros municipios cercanos.
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Julio decidió dejar a Buenaventura para irse a Bogotá en busca de nuevas oportunidades y aunque al principio no fue fácil, un día le llegó una oportunidad que sin pensar cambiaria su vida por completo.
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