Es común pensar que cuando a una persona se le antoja un alimento su cuerpo está teniendo necesidad del mismo, esto puede ser cierto, pero solo a veces. Si bien el cuerpo sí está enviando señales, no necesariamente quiere decir que el organismo requiera de alguna comida, a esto se le conoce como antojos.
Un antojo es un estado emocional que llega de forma repentina y lleva a las personas a consumir un determinado alimento. Aunque es cierto que pueden surgir de la nada, también son activados por circunstancias desencadenantes como pasar por un lugar determinado, un olor específico o algún otro estímulo.
“Muchos antojos tienen como origen causas psicológicas como el estrés y la ansiedad , y no son realmente el resultado de una deficiencia nutricional, ni tampoco corresponden a la necesidad fisiológica de comer que siente el cuerpo cada cierto tiempo”, asegura la doctora Adriana Cadena, nutricionista de la Clínica Colombia de Colsanitas. Sin embargo, según estudios, algunos deseos de comer un alimento específico pueden estar relacionados con desequilibrios o deficiencias nutricionales:
- Tener ansias de consumir dulces puede suceder porque una persona está sufriendo de subidas o bajadas de los niveles de glucosa en la sangre, o bajos niveles de serotonina y endorfinas, que son las responsables de la energía y de la sensación de bienestar y calma. En vez de comer dulces, lo mejor será optar por comer un carbohidrato complejo, que se absorbe lentamente y evita picos de glucosa. Algunas opciones pueden ser avena, arroz integral, pan integral, galletas de quínoa, granos y legumbres.
- Las ganas de frituras o alimentos grasosos pueden indicar que el cuerpo tiene deficiencias en ácidos grasos esenciales como Omega-3 y Omega-6, que son los encargados del buen funcionamiento celular y hormonal. Para esto, lo mejor será incrementar el consumo de salmón, atún, sardinas, aguacate, aceite de oliva, nueces y semillas.
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- El deseo de comer algo de chocolate podría alertar sobre la falta de magnesio, un mineral que cumple el rol de mantener el funcionamiento normal de huesos, músculos y nervios y un sistema inmunológico fuerte. También puede deberse a cambios hormonales durante períodos menstruales, a un cuadro de estrés o depresión, o a una escasez de vitaminas del complejo B. En este punto, en vez de recurrir a una chocolatina, se debería optar por una tableta que contenga al menos 70% de cacao.
De acuerdo con lo anterior, es importante conocerse y aprender a escuchar al cuerpo y, antes de sucumbir ante un antojo, se debería analizar en dónde está su raíz. Por supuesto, fijarse en los hábitos alimenticios también permitirá controlar los impulsos de comer, por ello, a continuación la doctora Luz Angélica Jurado, nutricionista de la Clínica Reina Sofía, brinda los siguientes consejos:
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- Tomar agua es muy importante ya que existen casos de personas que sufren de deshidratación crónica sin darse cuenta, lo cual puede confundirse con la sensación de hambre. Por ello, se sugiere tomar un vaso de agua cada vez que se sienta el deseo de comer.
- Aumentar el consumo de fibra permite que la persona se sienta satisfecha durante más tiempo. Para ello, se puede optar por el consumo de vegetales verdes crudos, frutas enteras con cáscara, cereales integrales y legumbres.
- Desayunar bien incluyendo carbohidratos complejos, grasas buenas y proteínas, es fundamental porque disminuyen la ansiedad y brindan saciedad. Las personas que no incluyen esta comida pueden presentar mayores antojos en el día. De igual forma, esta comida debe realizarse dentro de la primera hora después de levantarse porque, de otra manera, se activan factores hormonales que pueden afectar la selección de los alimentos.
- Hacer ejercicio permite controlar la ansiedad y el estrés, que en muchas ocasiones influyen en los antojos.
- No saltarse comidas. El hecho de comer regularmente mantiene estables los niveles de azúcar en la sangre, lo cual previene los antojos de dulces y evitará que se llegue a las otras comidas del día con mucha hambre y que se ingieran alimentos en exceso.