Death Lab es un proyecto transdisciplinario que busca cambiar la manera en cómo vivimos la muerte en la sociedad.
“La luz se iluminará y atenuará lentamente al concluir el proceso de descomposición. En este momento habrá una pequeña muestra de restos inorgánicos. Estos restos se pueden recolectar y entregar a la familia”, explica la diseñadora Karla Rothstein.
Una vez la luz se apague los recipientes serán reutilizados. Serían instalados en sitios públicos, inclusive en los propios cementerios.
¿Se atrevería a convertirse en luz después de muerto?
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