Leonardo y sus dos hijos, Ana Victoria y Manuel, han encontrado en el karate una forma de integrar su mente y cuerpo, como símbolo de unidad, respeto y amor.
La conocen como "la familia karateca" y se han venido formando en esta disciplina gracias a la pasión de Leonardo por las artes marciales, pues desde pequeño ha sido un seguidor de las películas de Jackie Chan y con el paso de los años ha logrado fortalecer su sueño de convertirse en todo un luchador.
Por esta razón quiso involucrar a sus hijos desde pequeños. Junto a su hermano y su papá, Ana Victoria, la menor de la familia, ha forjado un camino marcado por el esfuerzo y la valentía, demostrando que el karate no tiene género.
Desde hace dos años, los tres participan en la escuela de karate de Compensar, en donde también se preparan integralmente a través de la práctica de diferentes actividades.
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“Lo que brinda Compensar, como dice su lema es bienestar. Acá todos los cursos brindan algo. Y es al gusto, el que tú deseas y son asequibles. Y es gracias a esa accesibilidad que uno ve la alegría de ellos de poder estar en varias cosas que a veces uno cuando pequeño no tuvo esa oportunidad”, asegura Karen, mamá de Ana Victoria y Manuel, quien además también tiene inscritos a sus hijos en piano, bolos y fútbol.
El deporte se ha convertido para esta familia en una herramienta que les brinda seguridad y confianza, al mismo tiempo que se preparan para el futuro.