Al ver a dos mujeres hermosas, lo único que se les ocurre a los dos muchachos es lanzarle piropos bastante atrevidos. Sin embargo, ellas ya tienen quién las cuida y es nada más ni nada menos que Anturio.
Al ver el atrevimiento de los dos jóvenes, el hombre decide secuestrarlos y darles un castigo. Pero Carmelo llega en el momento preciso para darles una mano y ayudarlos.