Los comentarios negativos que Kim Kardashian tuvo que soportar respecto a su aumento de peso durante el embarazo de su hija North hicieron cambiara su personalidad y acabaron consiguiendo que dejara de sonreír en las fotografías.
"No podía evitarlo, y todo el mundo decía: 'No puede dejar de comer'. Di a luz cuando pesaba 81 kilos y todos decían: 'Pesa 95 kilos. Va a acabar sola porque está muy gorda', y todas esas historias ridículas. Realmente me pasó factura después, cuando estaba adelgazando. Pesaba unos 22 kilos de más y fue duro quitármelos de encima. Me centré mucho en eso, pero también cambió la manera en la que quería salir en las fotos. Antes yo siempre sonreía cuando estaba por ahí. Después de tener al bebé no podía evitar pensar que esas eran las mismas personas que se habían reído de mí y que publicaron esas historias tan horribles, llamándome gorda por algo que estaba fuera de mi control. No me apetecía sonreír para ellos, no quería salir de casa. Aunque me hubiera sentido más segura de mí misma, no quería ser el tipo de chica que sonríe en cada foto. Mi humor cambió, y también cambió mucho mi personalidad", confiesa Kim en una entrevista a la revista C.
La protagonista de 'Keeping Up with the Kardashians' -que está esperando su segundo hijo junto a su marido, el rapero Kanye West- se siente muy aliviada de que durante su segundo embarazo no se estén repitiendo los mismos problemas de salud que en el primero y espera no volver a sufrir preeclampsia, una complicación médica durante la gestación que produce una elevada presión arterial.
"Me siento afortunada porque, por ahora, no creo que vaya a tener preeclampsia, que la última vez contribuyó no solo a mi aumento de peso, sino también a la hinchazón", añade Kim.
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Por: Bang Showbiz