Los años no pasan en balde ni siquiera para las estrellas de Hollywood, y en el caso de Meg Ryan parece que además han conseguido robarle la dulce sonrisa que le llevó a la fama. Quizá fuera por las intensas sesiones de ejercicio a las que se somete para mantener su figura, pero la actriz abandonó su gimnasio neoyorquino con un semblante muy serio y un ceño fruncido que no consiguieron borrar ni las atenciones de su novio, el músico John Mellencamp.
Actualizado: febrero 05, 2016 07:10 p. m.