La cantante Lady Gaga y su futuro marido, Taylor Kinney, compraron una casa aislada en las montañas de Pensilvania en 2013 por la que desembolsaron 390.000 dólares (344.000 euros) y en la que ahora estarían planeando recluirse para alejarse de la atención mediática tras darse el 'sí quiero'.
La pareja, que comenzó su relación en 2011, acude regularmente a la vivienda de tres habitaciones que se encuentra situada muy cerca del pueblo natal de Taylor, Lancaster, y a la que solo se puede acceder a través de una carretera secreta de una sola dirección, según informa el periódico Daily Mail.
Sin duda, esta residencia sería el lugar ideal para iniciar la luna de miel para Gaga y su prometido, quien le propuso matrimonio el pasado sábado en Manhattan con un anillo adornado con un diamante en forma de corazón.
"¡Él me ofreció su corazón en San Valentín y yo lo acepté!", anunció en su cuenta de Instagram.
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Desde entonces, la cantante no ha sido capaz de ocultar su felicidad ante su futura boda y, sobre todo, ante la atención al detalle que ha puesto Taylor a la hora de diseñar junto a la joyera Lorraine Schwartz el anillo para su chica.
"Mi parte favorita de mi anillo de compromiso es que Taylor y Lorraine inscribieron nuestras iniciales, TS, con diamantes blancos en la banda. Siempre me llama por mi nombre de pila. Desde nuestra primera cita. ¡Soy una futura novia muy feliz! No puedo parar de sonreír", reveló Gaga en su cuenta de Facebook.
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Bang Showbiz.