La cantante Katy Perry reconoce que los preparativos para el número musical de 12 minutos que ofreció este domingo en el descanso de la Super Bowl ocuparon cada minuto de su tiempo durante los seis meses previos a la cita, hasta el punto de acabar no teniendo "vida propia".
"Nos encantó tener esta oportunidad, pero una vez que sabes que vas a hacer un show en el Super Bowl, no vas a tener una vida propia durante seis meses", aseguró la estrella del pop a la edición estadounidense de la revista ELLE.
A pesar de todos los ensayos, Katy no pudo evitar ser presa de los nervios antes de saltar al escenario, donde estuvo acompañada por el roquero Lenny Kravitz y la rapera Missy Elliott para algunas de sus canciones. De hecho, tampoco quiso leer las reacciones a su espectáculo una vez concluyó.
"Es lo más grande que hay. Cualquiera que lo haya hecho alguna vez sabe que da muchos nervios. No se te ocurre entrar en internet durante cinco días después de hacerlo", añadió.
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Pero lo más difícil de todo para la cantante no fueron ni las interminables horas de ensayo ni la perspectiva de fracasar con su actuación, sino tener que ceder el control que está acostumbrada a ejercer sobre todos los aspectos artísticos de su carrera.
"En mis conciertos, soy papá jefe. Y mamá jefa. Me llaman 'jefa'. Todo pasa por mí, tomo todas las decisiones, el cien por cien de ellas. Pero con la NFL tenía que tener en cuenta distintos niveles de burocracia. Hay muchos comités con los que tuve que tratar sobre mis trajes, sobre el presupuesto, sobre cada entrevista. Tenía que comentar con alguien cada cosa. Ya no era la jefa, tuve que ceder el control", concluyó.
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Por: BangShowbiz