Al igual que hiciera hace apenas dos semanas durante el evento que organizó en una mansión de Río de Janeiro , Justin Bieber volvió a exigir la firma de un contrato de confidencialidad a los más de 100 invitados que acudieron a la fiesta que ofreció el pasado viernes en su lujosa propiedad de Calabasas (California).
Según publica el portal de noticias TMZ, el documento legal obligaba a cada uno de los asistentes a respetar un sinfín de estrictas normas de privacidad que, por ejemplo, prohibían el uso de dispositivos móviles a lo largo de toda la noche, así como la publicación posterior de cualquier referencia al evento en las redes sociales. En el caso de que alguien se atreviera a infringir
alguna de esas severas condiciones, el mismo documento preveía indemnizaciones que podrían elevarse hasta los 3 millones de dólares.
Sin embargo, pese a los esfuerzos del joven cantante por mantener el perfil bajo de su hedonista reunión de amigos, el alboroto y las molestias constantes que generó la gran aglomeración de personas motivó que la policía hiciera acto de presencia en plena madrugada para clausurar la fiesta, algo que no empañó la diversión que experimentó el controvertido
ídolo juvenil.
"Ha sido increíble. Ha sido una fiesta como la del Gran Gatsby", confesó el cantante a un reportero citado por TMZ.
Esta no es la primera vez que Justin se mete en problemas con las autoridades, ya que desde que comprara su inmueble de Calabasas el año pasado, el canadiense ha recibido un aluvión de quejas por la forma en que perturba con frecuencia la tranquilidad de sus vecinos, ya sea organizandofiestas
o conduciendo de forma temeraria por las calles del tranquilo barrio residencial.
Fuente: Bang Showbiz
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