Si alguien ofreciera a Claudia Schiffer la oportunidad de revivir sus días de gloria en el mundo de la moda, pero en la época actual, la modelo se lo pensaría más de dos veces antes de aceptar la oferta debido a lo mucho que ha cambiado la industria desde que ella debutara en las pasarelas. Y es que, en sus inicios, las redes sociales no se habían convertido en una herramienta imprescindible cuyo manejo puede encumbrar o destruir carreras.
"Ahora todo gira en torno a la modelo del momento y cambia constantemente. El ritmo es mucho más rápido. En lo fundamental, la moda sigue siendo la misma, pero cuando yo empecé ni siquiera tenía un teléfono móvil. A nivel creativo se te ofrecía la posibilidad de implicarte y concentrarte mucho más porque no había distracciones. Ahora hay una presión añadida. Si quieres alcanzar el éxito, ya no basta con los reportajes que hagas, los desfiles en los que participes o con quién trabajes; tienes que ser mucho más que todo eso. Tienes que destacar, ¿y cómo se consigue eso? A través de las redes sociales; ahí tienes que venderte a ti misma", ha explicado la alemana en una entrevista a la revista especializada The Edit.
En su caso, Claudia duda de que ella hubiese sido capaz de compaginar con éxito dos carreras diferentes: la de modelo y la de 'influencer', que en la actualidad parecen ir de la mano.
"Me alegro de que no tuviéramos todo en aquel entonces, porque no creo que hubiese podido lograrlo. En esas plataformas estás obligada a revelar demasiado sobre ti, muchas cosas privadas, y yo soy una persona muy tímida. Uso un poco Instagram y me divierte, sí, pero está siempre limitado a aquello que yo quiero compartir. Y si lo usara con mayor frecuencia, no creo que tuviera tiempo de hacer nada más, porque se trata de un trabajo a tiempo completo", matiza.
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La única ventaja que la mítica modelo considera que poseen las jóvenes actuales sobre ella y sus compañeras de generación es que se tiene más en cuenta su bienestar físico y emocional.
"Ahora es mucho más civilizado, pero antes trabajábamos hasta las cuatro de la madrugada y a las siete estábamos tomando un avión para poner rumbo a otro lugar", ha reconocido, aunque en su caso no se arrepiente de haber sacrificado parte de su vida personal en favor de su trayectoria: "Lo único que no quería era mirar hacia atrás algún día y pensar que no lo había conseguido porque había dicho que no a algo. No quería cargar con ese arrepentimiento".
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