“En televisión pagan muy mal el papel”, esta cruda afirmación es una de esas frases que quedaron de la faceta audiovisual de Gabo. Una que le apasionó vivir por el proceso creativo que representaba, más no por sus ventajas económicas.
En la introducción del taller de guion, que se convirtió en libro, "Como se cuenta un cuento", García Márquez asume su rol de "profesor" para dirigir unas interesantes conversaciones que terminan por reconocer que la escritura en televisión o cine es colectiva.
"La langosta azul" es recordada como su primer trabajo audiovisual, un cortometraje en blanco y negro en el que trabajó junto a Enrique Grau y el escritor Álvaro Cepeda Samudio
Además, Junto a Humberto Hermosillo, trabajó en la película 'María de mi Corazón’, también hizo parte de los guionistas que escribieron ‘Milagro en Roma’ y es imposible olvidar su relación con el director brasileño Ruy Guerra.
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Sobre ese trabajo de escritor, pero para la pantalla grande, Gabo dejó una reflexión a todos sus compañeros del taller:
“El trabajo del guionista no solo exige ese nivel de perspicacia. Exige también una gran humildad. Uno sabe, como guionista, que está en una posición subalterna con respecto al director. Uno es amanuense del director o, por lo menos, alguien que lo está ayudando a pensar”.
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Su capacidad de contar historias y la fama de sus libros permitieron que estos relatos llegarán al cine de diferentes maneras, por ejemplo en Italia grabaron una versión de “Crónica de una muerte anunciada”, o la película de “El Coronel no tiene quién le escriba”, dirigida por Arturo Ripstein, que fue nominada en Cannes.
También queda en el recuerdo la adaptación que hicieron Mike Newell y Ronald Hardwood de 'El Amor en los Tiempos del Cólera', que además recibió un Globo de Oro por la canción que interpretó Shakira.
La última película que se hizo con base en un libro de Gabo fue “Memoria de mis putas tristes”, una producción mexicana estrenada en 2012.
Aunque García Márquez siempre resaltó las limitaciones que tenía el cine en comparación a la literatura, se vio seducido por el trabajo visual. En su cabeza imaginaba las escenas, pero al final el director siempre escogía su manera de representarlas, rápido entendió que su trabajo era escribir, contar el cuento “porque la inventiva de la realidad no tiene límites”.
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