Laura es una mujer fuerte. En su carácter, en su personalidad y en su aspecto. Esta bogotana es una deportista de alto rendimiento que se presenta al Desafío segura de poder alcanzar la gloria para su región y tiene razones para creerlo.
Como futbolista y jugadora de balonmano representó a Cundinamarca con éxito en juegos Panamericanos y Bolivarianos, ganando siempre un lugar en todos los podios y convirtiendo las medallas en una costumbre. No se permitía menos.
Luego su disciplina la llevó a ser elegida para representar su país. Ese es su orgullo más grande. El deporte representa para ella, una lucha constante como la que enfrenta en su vida personal.
Sin, como le gusta que la llamen, es abiertamente lesbiana y vive con su pareja que a su vez tiene un hijo. Matías, tiene nueve años y para Sin es como su propio hijo. Los tres conforman un hogar que es el motor de su vida y la inspiración en cada competencia.
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Desde niña le gustó el deporte y prefería de Navidad unos guayos, que muñecas como las demás niñas. A los 13 años ya jugaba en la selección Cundinamarca. Después de años de triunfos, llegó el balonmano donde también se ha destacado a nivel nacional e internacional. Es una gran portera y fue por años la arquera de la Selección Colombia. Es una posición que disfruta porque tiene visión de toda la cancha. Laura es una líder y estratega por naturaleza. El deporte ha formado su carácter y le ha permitido cumplir sus sueños: viajar, representar a Bogotá y a su país.
Esta cachaca ve en el Desafío el nuevo gran reto de su vida. Sabe que tendrá que medirse en condiciones que nunca ha experimentado y espera poner al límite su rendimiento físico para llegar a la final con los mejores.
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