Miguel termina siendo el culpable de la falta de dinero en la caja menor de la transportadora y Felicito necesita saber cuál es su razón. Por esto, va a revisar su cuarto y termina encontrando algo que nunca se hubiera imaginado: un arma.
Felicito pide la ayuda de Lituma para conocer la historia de la pistola sin que nadie se entere, pero los resultados lo llevará a dudar de sus propios hijos por un caso de asesinato.