“Yo soy la ley y yo digo cuándo, cómo y dónde te vas a morir.”
Es un hombre lleno de contradicciones y secretos. De sus tiempos de infancia allá en Sinaloa, el hoy flamante coronel Jiménez Arroyo conserva una relación cercana con Aurelio Casillas. Fue él quien lo enseñó a leer (de ahí su apodo “El Letrudo”) y quien más adelante, desde las distintas posiciones que ocupó en el ejército, lo apoyó en su ascenso como narcotraficante.
Las cosas, sin embargo, están por cambiar. Una vez sea nombrado Comisionado Presidencial Antidrogas y movido por el deseo de alcanzar las más altas esferas de la política nacional, Daniel Jiménez Arroyo establecerá nuevas alianzas y terminará dándole la espalda a Aurelio. Para el narcotraficante, la traición de su aliado y amigo de la infancia será un golpe difícil de asimilar.