Armida llega a la cárcel para cumplir su condena, exponiéndose a todo tipo de vejámenes por no entregar el testamento de Ismael. Sin embargo, ella llega para tener una buena relación con sus compañeras de celda, aunque será más difícil de lo que pensaba.
Musa, una de las reclusas, parece ser una de las que manda en la prisión y tiene que ganarse su respeto para poder estar allí sin problemas. Ellas logran llegar a un acuerdo por medio del dinero y así Armida logra encontrar a uno de las personas que han hecho su vida imposible.